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Robert Prevost: el cardenal que construyó puentes en Perú antes de llegar al Vaticano

Sociedad

Por: Mateo León - 05/08/2025

Robert Prevost, exobispo de Chiclayo, construyó una carrera pastoral discreta en Perú que hoy lo posiciona como candidato papal

Mientras el Vaticano se prepara para el cónclave del 7 de mayo, el nombre de Robert Francis Prevost ha comenzado a resonar con fuerza en los pasillos del poder eclesiástico. Aunque nacido en Chicago, la historia de este cardenal de 69 años no puede entenderse sin mirar hacia el sur del continente: Perú, un territorio donde pasó gran parte de su vida y donde forjó un estilo pastoral que hoy podría marcar el rumbo de la Iglesia.

Un misionero en el Perú profundo

Prevost llegó a Perú en 1985 como parte de una misión agustina. En Chulucanas, Piura, trabajó como vicario parroquial y canciller, inmerso en una realidad marcada por la pobreza y el abandono estatal. Fue en ese contexto donde desarrolló un enfoque pastoral centrado en los más vulnerables, un sello que lo acompañaría durante toda su carrera.

Tras un breve regreso a Estados Unidos, volvió a Perú para dirigir la formación de jóvenes agustinos en Trujillo, un rol que le permitió estrechar lazos con comunidades rurales y profundizar en el trabajo social. Allí, además, ejerció como vicario judicial, profesor de seminario y párroco, consolidando una red de contactos que luego sería crucial para su ascenso dentro del Vaticano.

De Chiclayo a Roma: un perfil de confianza

En 2014, el papa Francisco nombró a Prevost administrador apostólico de Chiclayo, y un año después, obispo titular de la misma diócesis. Fue durante ese período que su perfil adquirió relevancia internacional, especialmente cuando fue designado vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal Peruana.

Durante esa etapa, Prevost se enfrentó a uno de los casos más controvertidos de la Iglesia en Perú: las denuncias de abuso contra el Sodalicio de Vida Cristiana. Aunque su gestión fue vista como prudente y orientada hacia la transparencia, no estuvo exenta de críticas, pues algunos sectores cuestionaron su papel en la investigación.

Sin embargo, su enfoque pastoral y su habilidad para manejar crisis con discreción fueron cualidades que el papa Francisco valoró al llamarlo a Roma en 2023. Allí asumió dos cargos clave: prefecto del Dicasterio para los Obispos —desde donde supervisa los nombramientos episcopales en todo el mundo— y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, un rol estratégico que buscaba tender puentes entre el Vaticano y el continente americano.

Un estilo austero, un mensaje claro

En contraste con otros cardenales más mediáticos, Robert Prevost ha mantenido un perfil austero y silencioso, más enfocado en el trabajo pastoral que en los reflectores. Sin embargo, su experiencia en Perú le otorgó una perspectiva única sobre la realidad de los pueblos marginados, un ángulo que hoy podría resonar con fuerza en un Vaticano que busca redefinir su papel ante un mundo en crisis.

Prevost ha sido descrito por sus cercanos como un líder pragmático, más preocupado por los resultados concretos que por las declaraciones públicas. Y esa imagen es la que hoy lo sitúa entre los nombres a considerar en un cónclave cargado de tensiones internas, donde los sectores progresistas buscan dar continuidad al legado de Francisco y los conservadores aspiran a un retorno a las viejas estructuras.

¿Será el perfil de un exobispo de Chiclayo el que termine imponiéndose en un Vaticano dividido? La respuesta se escribirá en los próximos días, cuando el humo blanco salga de la Capilla Sixtina.