Autor de cuarenta y seis libros y desaparecido en circunstancias desconocidas, Jacobo Grinberg fue un científico mexicano con una vocación valiente, fina y, por qué no decirlo, extraña, por el estudio de la conciencia desde el punto de vista del funcionamiento del cerebro y las experiencias parte del chamanismo indígena, las disciplinas orientales y las técnicas y terapias paranormales. Esta segunda década del siglo XXI vive un renovado interés por su figura.
Grinberg se formaría como psicólogo en la Universidad Nacional Autónoma de México. En los años sesenta, se inscribiría en el programa de doctorado en “psicofisiología” de la Universidad de Nueva York, disciplina precursora de la “neurometría” o los estudios sobre la actividad eléctrica del cerebro humano, radicalizando su interés en fenómenos paracientíficos como estudiante en el Laboratorio de Investigación Cerebral, fundado por el reconocido neurocientífico Erwin Roy John. Se centraría en los efectos electrofisiológicos de estímulos como formas geométricas y colores, pero el primer carácter formalista de estos análisis exigiría a este genio o loco desaparecido regresar a su tierra en 1979, buscando siempre formas alternativas de conocimiento.
Sus investigaciones sobre alucinaciones, meditación, técnicas taumatúrgicas chamánicas, fenómenos telepáticos y parapsicológicos, llevarían a Grinberg al desarrollo de la “teoría sintérgica” un neologismo que integra los términos “síntesis” y “energía”. Esta plantea que existe un “campo energético neuronal” que entra en contacto con un “campo energético del tiempo y el espacio”. Un humano del común solo percibe una parte de esta continuidad, y este proceso perceptivo cambiante crea “patrones de interferencia” que podrían explicar fenómenos inusuales de carácter esotérico o mágico, una suerte de estructura de las experiencias.