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El funcionario fue atacado a balazos en pleno evento del Día de Muertos en Michoacán. Su muerte revive el debate sobre la violencia que se ha normalizado en el estado

Carlos Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan, Michoacán, fue asesinado la noche del sábado 1 de noviembre durante un evento público por el Día de Muertos. El ataque ocurrió al cierre del Festival de las Velas, una de las celebraciones más emblemáticas del municipio.

De acuerdo con autoridades estatales, un hombre armado se acercó al edil mientras convivía con pobladores —entre ellos familias y niños— y le disparó en múltiples ocasiones. Manzo fue trasladado aún con vida al Hospital Fray Juan de San Miguel, donde falleció poco después.

En el lugar del ataque, fuerzas de seguridad abatieron a uno de los agresores y detuvieron a dos personas más. El fiscal de Michoacán, Carlos Torres Piña, informó que el atacante abatido no ha sido identificado y que se incautó un arma corta de nueve milímetros relacionada con otros hechos violentos en la región.

El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla condenó el atentado y confirmó el despliegue de elementos de la Guardia Nacional y de la Secretaría de Seguridad Pública para reforzar la seguridad en Uruapan. “Todas las instancias de seguridad trabajan ya en la investigación inmediata de los hechos”, declaró.

Desde Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum calificó el ataque como un “vil asesinato” y aseguró que el gabinete de seguridad trabaja para garantizar que el crimen no quede impune.

Carlos Manzo, de 38 años, había asumido la presidencia municipal en septiembre de 2024 como candidato independiente, tras vencer con más del 60% de los votos. Antes fue diputado federal por Morena y auditor del IMSS en Michoacán. En su perfil público se describía como activista social y ambientalista.

El funcionariol había denunciado en distintas ocasiones la presencia de grupos delictivos en el municipio y la falta de respuesta de las autoridades federales. De acuerdo con la Secretaría de Seguridad, contaba con escoltas de la Guardia Nacional desde diciembre de 2024, aunque el ataque ocurrió en un evento abierto al público.

El asesinato de Manzo se suma a una ola de violencia política que ha golpeado a varios estados del país. Solo en Michoacán, uno de los territorios más disputados por el crimen organizado, se han registrado más de mil homicidios dolosos en lo que va del año.

En redes sociales, el gobierno municipal de Uruapan expresó su “profundo dolor e indignación” por el crimen, al que calificó como “un acto cobarde, cruel y reprobable que atenta no solo contra la vida del presidente municipal, sino contra la justicia y la paz del pueblo uruapense”.

Michoacán vuelve a ser noticia por la violencia que lo atraviesa. Un estado que desde hace años vive bajo fuego, donde las muertes diarias parecen haberse vuelto paisaje. Hoy el país mira a Uruapan porque el asesinato alcanzó a un alcalde, pero ¿qué hay de todas las vidas que se pierden en silencio? ¿De los nombres que no aparecen en titulares? La violencia se ha normalizado al punto de convertirse en rutina, y ese es quizá el golpe más duro: el de la indiferencia ante una herida que nunca cicatriza.


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Imagen de portada: BBC