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Descubre quién es la «final girl», el arquetipo femenino que cambió la forma en que las mujeres aparecen como protagonistas y heroínas en el cine de terror

El cine, como cualquier arte, ha sido históricamente un reflejo de nuestra sociedad, y no sorprende que esté dominado por el punto de vista masculino. Los roles femeninos solían estar definidos por la mirada del hombre: víctimas, objetos de deseo, figuras pasivas que apenas si podían gritar frente al peligro. El terror no era la excepción. Sin embargo, algo curioso sucedió en los años setenta con el auge del slasher: el género creó un espacio donde la mujer no solo sobrevivía, sino que podía ser heroína. Ahíí nace la figura de la "final girl".

Este término fue definido por Carol J. Clover en su libro Men, Women, and Chainsaws como aquella mujer que sobrevive al asesino, enfrentándolo cara a cara en el clímax de la historia. Su supervivencia no es azarosa: está construida en torno a ciertas características que la hacen destacar del resto, desde la prudencia y la inteligencia hasta una especie de conexión con la “masculinidad” que le permite tomar el control del arma y del destino.

Desde el primer momento, e le reconoce como diferente: no sigue los patrones de feminidad esperados, es la que sabe arreglar cosas, la que no se deja llevar por el sexo ni por las normas sociales, la que parece un poco rara, fuera de lugar y/o virginal. A medida que la historia avanza, esa diferencia se convierte en fuerza: al final, ella es quien toma el control, empuña el arma del asesino y le da la vuelta a la situación. Lo que antes era un símbolo de miedo y poder masculino ahora se convierte en su herramienta de supervivencia y en la forma de reclamar su propio poder.

La final girl también transforma la simbología del arma del asesino: lo que antes era un instrumento fálico de violencia y opresión, termina en manos de la mujer, convirtiéndose en su herramienta de poder y supervivencia. Esta inversión simbólica refuerza su rol como heroína y le da una carga adicional de subversión cultural.
La final girl no actúa sola en la narrativa: su contraparte suele ser la chica sexy, atrevida y transgresora, cuyo destino suele ser la muerte temprana, frecuentemente en escenas sexuales. Esta dicotomía no es casual: refleja la moralidad patriarcal de la época, donde la mujer recatada sobrevive mientras la mujer que rompe normas es castigada.

Ejemplos icónicos de final girls

Para entender mejor el arquetipo, basta con mirar algunos de los personajes que han marcado la historia del cine de terror:

  • Sally Hardesty – The Texas Chain Saw Massacre (1974): la joven que logra escapar del caos más absoluto.

  • Laurie Strode – Halloween (1978): la estudiante prudente que enfrenta a Michael Myers y se convierte en un símbolo de resiliencia.

  • Nancy Thompson – A Nightmare on Elm Street (1984): ingeniosa y astuta, enfrenta sus propias pesadillas y al asesino Freddy Krueger.

  • Ellen Ripley – Alien (1979): aunque no es un slasher clásico, Ripley es la heroína que define el survival horror femenino.

  • Sydney Prescott – Scream (1996): un giro meta que combina conciencia del género, inteligencia y capacidad de supervivencia.

  • Adelaide Wilson – Us (2019): el terror psicológico y la lucha por la supervivencia en un contexto moderno y sofisticado.

  • Danielle Flax – Ready or Not (2019): ingeniosa y audaz, transforma la clásica fórmula de la final girl con humor y violencia estilizada.

Cada una de estas mujeres demuestra que la final girl puede ser desde vulnerable hasta increíblemente fuerte y estratégica. Su heroísmo no siempre es limpio ni elegante, pero siempre es real y memorable.

La evolución del arquetipo

El arquetipo de la final girl ha evolucionado junto con la sociedad y con el propio cine:

  • Los años setenta y ochenta: predominan mujeres jóvenes, vírgenes o recatadas, cuya prudencia y moralidad les permite sobrevivir. Ejemplo: Laurie Strode.
  • Finales de los noventa: las heroínas adquieren más complejidad; ya no solo son víctimas por naturaleza, sino personajes conscientes del peligro y del propio género. Ejemplo: Sydney Prescott.
  • Siglo XXI: la final girl puede ser mayor, diversa, sexualmente activa, ambigua moralmente; su supervivencia depende del ingenio, la resiliencia y la capacidad de acción. Ejemplo: Adelaide Wilson en Us.

Reinvención contemporánea: algunas películas subvierten el arquetipo, jugando con la expectativa del espectador. A veces falla, otras veces su fuerza se multiplica con la presencia de un grupo o en clave de meta-cinema, desafiando los límites tradicionales del horror.

Más que un cliché: la importancia cultural de la final girl

La final girl no es solo un recurso narrativo; es un símbolo de resistencia. En un género donde las mujeres eran tradicionalmente víctimas pasivas,o reflejo de la maldad; esta figura coloca a la mujer en el centro de la historia. Su triunfo es heroico, pero también realista: llega acompañado de trauma, miedo y un constante enfrentamiento con el peligro.

Además, como señala Clover, la identificación del espectador cambia: de la mirada del asesino a la de la final girl. Por un momento, sentimos su miedo, admiramos su resiliencia y experimentamos el horror desde su perspectiva. Esto la convierte en un personaje complejo: heroína, víctima y símbolo de resistencia al mismo tiempo.

En definitiva, la final girl nos recuerda que la fuerza femenina puede surgir en los escenarios más aterradores. Entre cuchillos, hachas y máscaras que persiguen, ella permanece, sobrevive y se transforma.


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Imagen de portada: Scream, Wes Craven (1996)