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El funeral de Charlie Kirk reunió a más de 70 mil personas y a figuras políticas de alto nivel en EE.UU. Mientras Donald Trump habló de odio, su viuda Erika Kirk sorprendió al perdonar públicamente al asesino.

A once días del asesinato del activista de ultra derecha, Charlie Kirk, el presidente Donald Trump, encabezó el funeral del hombre de 32 años que fue últimado en la Universidad del Valle de Utah. 

En una ceremonia a la que acudieron más de 70 mil personas y con fuegos artificiales –que muchos compararon con un espectáculo deportivo como la WWE o el SuperBowl– el mandatario estadounidense calificó la muerte de Kirk como “un terrible atentado contra los EE.UU.”.

En un discurso con tintes teológicos, Trump destacó que este fue un atentado contra "nuestras libertades más sagradas y nuestros derechos fundamentales, otorgados por Dios. La bala iba dirigida contra todos nosotros, contra cada uno de nosotros".

En contraste, la viuda de Kirk, Erika, aprovechó para decir que perdonaba al asesino de su esposo. 

"Mi esposo quería salvar a jóvenes, como el que le quitó la vida... A ese hombre, a ese joven, lo perdono. Lo perdono porque fue lo que hizo Cristo y es lo que Charlie haría. La respuesta al odio es no odiar". 

Sin embargo, Donald Trump adoptó una postura menos cristiana y señaló que: 

“Dios quiera que reciba el castigo completo y definitivo por su horrible crimen”.

Otras personas que asistieron al evento fueron el vicepresidente JD Vance, el secretario de Estado Marco Rubio, el titular de Defensa Pete Hegseth, el de Salud Robert F. Kennedy Jr. y la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard. 

Ahora, el proceso judicial del asesino de 22 años, Tyler Robinson, y la dirección de Turning Point bajo la guía de Erika Kirk se mantienen en el punto central de la vida pública en Estados Unidos. 


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Imagen de portada: Bloomnberg