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En la madrugada del 25 de abril, el cielo ofrecerá un espectáculo raro y encantador: una alineación entre planetas y la Luna creciente formará una figura que recuerda a una sonrisa dibujada en las alturas.

Hay momento de la vida en que, si se mira con atención, parecen sonreir a tu existencia. El próximo 25 de abril, justo antes de que el Sol despunte, tres cuerpos celestes se alinearán para regalarnos una imagen inesperada: una cara sonriente suspendida en el cielo.

A eso de las 5:30 a.m., Venus, Saturno y la Luna creciente se encontrarán en una conjunción astronómica que, desde la Tierra, tendrá la apariencia de una "sonrisa" luminosa. Venus será el ojo izquierdo, Saturno el derecho, y la Luna—con su curva delicada—dibujará la boca de esa sonrisa silenciosa sobre el horizonte este. Como si el universo, por un instante, decidiera compartir un gesto de complicidad con quienes madrugan o permanecen en desvelo.

La ventana para presenciar esta triple conjunción será breve: con el amanecer llegando poco después de las 6:30 a.m., solo quienes estén atentos y con cielo despejado podrán captar esta alineación en todo su esplendor. No se necesita telescopio: basta mirar. Aunque unos binoculares podrían hacer que la escena se sienta aún más íntima.

 

Más que un fenómeno astronómico, este tipo de conjunciones despierta algo en nuestro imaginario: nos recuerda que allá arriba, en medio del frío cósmico, hay danzas que ocurren sin necesidad de ser vistas, pero que cuando lo son, nos devuelven una sensación de asombro casi infantil.

Y si hace falta otro motivo para levantarse temprano ese día, vale la pena saber que esta sonrisa planetaria llegará justo después del pico de la lluvia de meteoros de las Líridas. Es decir, si el cielo coopera, la madrugada del 25 podría estar llena de señales sutiles, como si el firmamento decidiera hablar en su propio lenguaje visual.

Quizá no cambie el rumbo de las cosas aquí abajo. Pero mirar al cielo y ver una sonrisa puede ser un recordatorio de que hay belleza incluso en lo inesperado. De que el universo también juega.

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Imagen de portda: El Economista