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Teoría de la física cuántica sostiene que la muerte no existe; la vida florece en el multiverso

Ciencia

Por: Luis Alberto Hara - 09/16/2024

La teoría biocentrista de Robert Lanza interpreta la física cuántica de tal manera que la muerte realmente no existe

La muerte, tal como la hemos entendido tradicionalmente, podría no ser el evento final que creemos. Según una peculiar interpretación de la física cuántica, ese misterioso reino donde las leyes que gobiernan nuestra vida diaria parecen desintegrarse, la muerte podría ser simplemente una fase de un ciclo mayor.

El científico estadounidense Robert Lanza, con su teoría del biocentrismo, propone que la muerte no es el fin, sino una transformación. Él sugiere que el universo solo existe debido a la conciencia que tenemos de él, y que conceptos como espacio y tiempo son construcciones de nuestra mente. Desde esta perspectiva, la muerte es solo una pausa en el continuo flujo de la vida, un cambio en nuestra percepción más que una conclusión.

La teoría del biocentrismo explica que lo que percibimos como la terminación de la vida es, en realidad, una ilusión generada por nuestra identificación con el cuerpo físico, que sabemos que envejece y muere. Pero según Lanza, nuestra conciencia, esa "flor perenne", continúa floreciendo en el multiverso. En este marco, hay un número infinito de universos y en cada uno de ellos se materializan todas las posibilidades de existencia. Lo que vemos como muerte en uno de esos universos, simplemente no ocurre en otros. De manera más detallada, Lanza explica:

existe un número infinito de universos, y todo lo que podría suceder ocurre en algún universo. La muerte no existe en ningún sentido real en estos escenarios. Todos los universos posibles existen simultáneamente, independientemente de lo que suceda en alguno de ellos. Nuestra conciencia continuará existiendo siempre. Cuando morimos, no lo hacemos en una matriz de bolas de billar aleatoria, sino en una matriz vital ineludible. La vida tiene una dimensionalidad no lineal; es como una flor perenne que vuelve a florecer en el multiverso.

Este planteamiento desafía la idea de la muerte como un evento terminal. Según esta visión, la conciencia no es un simple subproducto de la actividad cerebral que se desvanece con la muerte física. Más bien, la vida se desenvuelve en un ciclo continuo y multidimensional, como esa flor que renace una y otra vez en el vasto campo de posibilidades del multiverso.

Lanza también toma en cuenta experimentos cuánticos, como el famoso experimento de la doble rendija, donde se demuestra que el simple acto de observar altera el comportamiento de las partículas. Esto sugiere que la realidad, lejos de ser un hecho objetivo, es maleable y depende del observador. Así, la muerte podría ser solo un cambio en la posición de la aguja en el disco de la vida: las canciones (nuestros momentos) siempre existen, pero solo escuchamos una parte a la vez.

Al igual que esa flor que renace en el multiverso, nuestras experiencias y nuestra esencia continúan en otros niveles de existencia. La muerte, entonces, según la interpretación del biocentrismo de la física cuántica, no es el final, sino parte de un ciclo continuo que trasciende el tiempo y el espacio