*

Krishnamurti habla sobre los poderes que genera la meditación y sobre su propia capacidad de curar y leer la mente de las demás personas

Jiddu Krishnamurti fue uno de los grandes maestros espirituales del siglo XX. Cuando era niño fue recogido por la sociedad teosófica en Tamil Nadu, India, y recibió una preparación para convertirse en el "maestro universal". Pero Krishnamurti se rebeló y se distanció de la teosofía. Después pasó muchos años enseñando una práctica basada en el autoconocimiento que, en mucho sentidos, era una crítica a la espiritualidad que encontraba a su alrededor. Krishnamurti se distinguió por no aceptar los dogmas establecidos de la religión pero tampoco aquellos del pensamiento científico materialista predominante, haciendo su propio camino, si bien es cierto que muchas de sus enseñanzas resuenan con las ideas centrales del hinduismo y del budismo, particularmente de este último, y también de la física cuántica, algo que quedó de manifiesto en sus largos diálogos con el físico David Bohm.

Durante uno de esos diálogos con Bohm y otros pensadores destacados, Krishnamurti habló sobre el tema de los poderes extrasensoriales o poderes psíquicos, que en la India tradicionalmente se designan como siddhis, literalmente "logros" o "perfecciones", pero son generalmente entendidos como poderes o facultades desarrolladas gracias a la meditación. Él mismo, tempranamente, logró desarrollar ciertas aptitudes que lo señalaban como una persona especial. "Si me lo permito –declaró alguna vez– puedo leer los pensamientos de los demás, lo cual no me gusta hacer porque es como leer una carta privada. Fácilmente puedo volverme clarividente y he hecho mucha sanación".

Estas capacidades, según le explicó a Bohm, son accesibles a todo el mundo, pero es necesario un trabajo profundo de "descondicionamiento", lo que a veces llamaba "vaciar la casa", es decir, liberar la mente del bagaje de conceptos y hábitos que son parte del condicionamiento social. Es importante acotar que estas capacidades no son el propósito principal y su búsqueda puede distraer a una persona en su camino de conocimiento. Al respecto, Krishnamurti dijo:

No creo que entendamos la totalidad de la meditación sin que entendamos también los llamados poderes extrasensoriales... Cuando se entra profundamente a la meditación aparecen capacidades, llamadas siddhis, capacidades no-sensoriales, las cuales desafían toda lógica, como la levitación, la cual he presenciado junto con otros individuos, no fue sólo mi experiencia personal. Cuando se llega a un nivel profundo de meditación, de manera real y no meramente teórica, estos poderes o estas capacidades aparecen y uno debe tener mucho cuidado de no enredarse con ellos, pues llevan a todo tipo de actividades indeseables. Un hombre que en verdad sea profundamente religioso sabe que cuando estas capacidades surgen, deben tratarse como juguetes infantiles; uno debe ser muy cuidadoso, pues pueden ser empleadas para el beneficio personal, para la explotación y todo lo que involucra.

Krishnamurti defendió siempre la importancia de tener una base moral o ética para una práctica espiritual y no la búsqueda del poder per se, algo que es muy común en la India, justamente entre algunos de los llamados siddhas, vinculados a prácticas tántricas y alquímicas. El mismo Krishnamurti sostiene haber tenido desde la infancia una particular apertura a estos poderes:

Por ejemplo, la sanación: uno tiene estas capacidades desde la infancia, [y esto] hace que muchas personas indeseables te rodeen; a menos de que seas muy cuerdo, se vuelve una forma de explotación... Los tibetanos y los indios creen totalmente en esto y muchos han hablado conmigo, creen que existe una forma de energía o poder... que puede ser despertada a través de la práctica y atraviesa los diferentes centros corporales, pero no es un estado de voluntad, esfuerzo o concentración, estos deben ser trascendidos... Para liberar esta energía debe haber total rectitud, nunca enojarse, nunca pensar en uno mismo; si eso se libera y eres egoísta, eso lo destruye a uno mismo y al mundo. Si se tiene sexo, eso hace a un monstruo sexual. Y si eres violento, ambicioso, igualmente se vuelve vicioso. Así que no se debe buscar o pensar en ello hasta que haya rectitud.

Krishnamurti va en contra de lo que propone el hatha yoga, literalmente el yoga de la fuerza, que de alguna manera violenta el cuerpo para despertar este energía vital que yace en estado latente en la base de la columna. En lugar de buscar manipular esta energía a través de técnicas físicas que pueden alterar seriamente el sistema nervioso, sostiene que la energía se libera por sí sola a través de la práctica de la virtud, acompañada de una meditación basada en la atención total. Esta energía, que está asociada con la divinidad, es la naturaleza misma de una mente totalmente quieta.

La mente debe estar quieta, las células del cerebro deben estar quietas ellas mismas... El cerebro estando muy quieto crea su propia energía; esta energía a través del sueño, renovándose todo el tiempo, es la energía que supuestamente la kundalini despierta. Pero no toques eso, bajo ningún motivo, hasta que haya una completa fundación en el bien, cuando en el núcleo del corazón haya bondad. Otros pueden usarla, pero tú debes mantenerte allí y luego vendrá naturalmente, pero si tú la persigues habrá problemas. Y hay personas en la India vendiendo kundalini. Esto es monstruoso. Los renunciantes en la India quieren despertar esto y algunos sí lo hacen, usando rituales, pero luego se convierte en una energía monstruosa que utilizan.

En otra entrevista, Krishnamurti había subrayado que muchas personas que supuestamente creen que han despertado la energía kundalini en realidad viven proyecciones delusorias, especialmente porque en sus vidas demuestran vanidad, egoísmo y lujuria, cualidades que son incongruentes con la verdadera transformación espiritual que implica la kundalini. Por ello distinguió entre la energía kundalini y lo que llamó "la energía de la verdad". 

El problema con estos poderes es que abren un caudal peligroso de autoimportancia y la posibilidad de explotar a los demás. Suele haber falsos gurús con enormes egos que manipulan fácilmente a discípulos que se quedan anonadados por el poder carismático de los maestros. Para Krishnamurti, los estados de kundalini no son necesarios para la verdadera transformación espiritual y suelen tener efectos colaterales. Según él, "la energía de la verdad es distinta, la energía kundalini es más limitada, una combinación de energía fisiológica y psicológica".


También en Pijama Surf: El significado esotérico del hatha yoga

 

Imagen de portada: Krishnamurti Foundation