El pan de muerto llega a España y causa furor… y una paradoja histórica
Sociedad
Por: Carolina De La Torre - 11/04/2025
Por: Carolina De La Torre - 11/04/2025
El pan de muerto cruzó el Atlántico y conquistó paladares en España. Una panadería local decidió hornear este símbolo del Día de Muertos, y el resultado fue un éxito absoluto: filas que daban la vuelta a la cuadra y vitrinas vacías con letreros de sold out en cuestión de minutos.
El entusiasmo fue tal que incluso medios españoles cubrieron la historia. Entre los asistentes, un mexicano residente en el país celebró la iniciativa: “Se acompaña mucho con chocolate. Me ayuda a recordar mi casa”, dijo a la cámara, con una sonrisa que parecía oler a azúcar y azahar.
@telemadridoficial 😳COLAS IMNENSAS PARA COMPRAR EL PAN DE MUERTO🥖 📍En un local abierto recientemente, mezclando tradiciones, se han generado colas de muchas personas para probar el llamado “Pan de muerto”, que aseguran que sabe parecido al Roscón de Reyes. #pandemuerto #mexico🇲🇽 #madrid #telemadrid ♬ sonido original - TelemadridOficial
El negocio preparó cerca de mil piezas, todas vendidas en un solo día. Algunos clientes aseguraron que el sabor les recordaba al tradicional roscón de reyes: “Es muy parecido porque lleva azahar y naranja”, comentaron. El dueño, satisfecho, reconoció ante los medios que “ya no había nada”, y que la lista de espera para el día siguiente era larga.
Además del pan, el local montó un pequeño altar de Día de Muertos. Invitó a los visitantes a dejar fotografías de sus seres queridos, creando un espacio de encuentro entre culturas y memorias.
En México, el pan de muerto es mucho más que un alimento. Es una ofrenda que simboliza el reencuentro con quienes ya partieron, una muestra de cariño que se comparte cada 1 y 2 de noviembre.
Su origen se remonta al México prehispánico, cuando se elaboraban panes de amaranto para honrar a los dioses. Con la llegada de los españoles, estos rituales se transformaron: el pan de trigo cubierto con azúcar roja sustituyó los antiguos sacrificios, representando el corazón y la sangre de los ofrendados.
Hoy, cada región del país le da su propio toque (de anís, mantequilla, relleno o formas únicas), pero el mensaje sigue siendo el mismo: recordar a los que amamos a través del aroma, el sabor y la memoria.
En los últimos años, el Día de Muertos ha tomado una fuerza inusual fuera de México. Producciones como Coco o Spectre ayudaron a proyectar esta tradición al mundo, pero también plantean una pregunta inevitable: ¿por qué las costumbres mexicanas necesitan del cine extranjero para ser reconocidas como patrimonio universal? También, es paradójico que en el país que un día conquistó el nuestro hoy haya largas filas para probar el pan que honra a nuestros muertos. Sin embargo, más allá de lo comercial o lo simbólico, hay algo profundamente esperanzador en ver cómo una tradición mexicana sigue cruzando fronteras, recordándonos que la memoria, al igual que el pan, se comparte.