La existencia en suspenso o la «nuda vida» de Giorgio Agamben
Filosofía
Por: Yael Zárate Quezada - 03/30/2025
Por: Yael Zárate Quezada - 03/30/2025
Migrantes, víctimas de feminicidio y del crimen organizado, personas desaparecidas y algunas comunidades indígenas acosadas son algunos fenómenos de nuestra realidad contemporánea que ilustran el concepto del Homo sacer y su existencia dentro de lo que el filósofo italiano Giorgio Agamben denominó "nuda vida", términos ambos que desarrolló para describir condiciones de vida humanas caracterizadas por la vulnerabilidad extrema y la exclusión deliberada del orden social.
Primero, para entender la magnitud tanto de los conceptos como de las realidades que refieren hay que desentrañar el significado literal de dos términos.
"Nuda vida" se puede entender como "vida desnuda" o "vida despojada", es decir, en el contexto de la filosofía de Agamben, una existencia que carece de protección, derechos o contexto social. Es una vida reducida a su forma más simple, casi únicamente biológica, que sigue existiendo pero sin el respaldo de los derechos humanos, legales o políticos que en principio deben protegen a cualquier persona.
Por otro lado, Agamben habla sobre el Homo sacer, entendido como "hombre sagrado", pero con un matiz un tanto oscuro, pues lo "sagrado" de "sacer" también puede referirse a lo "excluido", lo "profanado" y aun lo "maldito". En el derecho romano, el Homo sacer era una persona que había sido condenada por la comunidad y, por lo tanto, podía ser asesinada impunemente, pero no podía ser sacrificada en un ritual. Es decir, su vida no tenía valor legal ni religioso.
Pero, ¿qué puede significar todo esto para nosotros hoy en día?
La nuda vida es el corazón de la teoría de Agamben y en muchos sentidos es también un concepto que condensa buena parte de los fenómenos más terribles de la sociedad actual. En su obra Homo Sacer, el poder soberano y la nuda vida, Agamben plantea que, en ciertos contextos políticos, algunos individuos o grupos de personas son despojados de sus derechos, de su reconocimiento legal, de su voz en la sociedad. Este despojo los deja sin el reconocimiento de su humanidad dentro de los sistemas jurídicos y sociales que deberían protegerlos.
Como mencionamos al comienzo, situaciones de exclusión social, migrantes en tránsito, prisioneros en campos de concentración, o personas en prisión, son ejemplos modernos de dicho estado de nuda vida, una vida que está suspendida entre la vida y la muerte, entre la ley y el desamparo. La persona en este estado ya no es reconocida como parte de la comunidad y su existencia está, por así decirlo, en un limbo.
Más allá de su desarrollo teórico, en el concepto de la nuda vida se puede observar en cómo operan los sistemas de poder. La biopolítica –esa noción que explora cómo los gobiernos gestionan la vida de las personas, no solo en términos de leyes y derechos, sino también en términos de salud, seguridad y existencia misma, en este caso desarrollada notablemente por Michel Foucault– es la puerta de entrada a este análisis.
En tiempos de emergencia, estados de excepción, crisis o guerras, se da por aceptado que los gobiernos pueden suspender los derechos fundamentales a voluntad, los mismos que el Estado reconoce y que en estos casos interrumpe como la la forma más cruda de control social, y donde la soberanía del poder se ejerce directamente sobre la vida humana.
En este despojo de humanidad Agamben encuentró la expresión moderna del homo sacer. Es una vida despojada de su valor social, jurídica y moralmente olvidada. Es el residuo de una sociedad que, bajo circunstancias extremas, decide quién es humano y quién no lo es, quien tiene el derecho a existir y quien se ve relegado a la nuda vida.