Históricamente, la asociación entre ciencia y arte ha sido compleja –en buena medida porque culturalmente se fragmentó su origen hermanado. A pesar de los esfuerzos que durante décadas promovieron la rivalidad entre estas dos disciplinas humanas, lo cierto es que en diversos momentos de nuestra historia fue difícil concebir a una separada de la otra –basta recordar el contexto que la alquimia adjudicaba a esta relación simbiótica.
Precisamente la maravillosa intersección entre la ciencia y el arte es visible en el libro The Where, the Why, and the How: 75 Artists Illustrate Wondrous Mysteries of Science; algunos de los tópicos que se abordan en este texto son la "partícula de Dios" --el libro fue publicado antes de la confirmación científica de la existencia de la partícula también conocida como el bosón de Higgs-- ilustrada por Jordin Isip, la teoría de la gravedad ilustrada por The Heads of State y la explicación sobre la materia oscura ilustrada por Betsy Walton.
La lista es larga y el libro es una excelente compilación de los misterios científicos más inefables, capaces de continuar ofreciendo más preguntas que respuestas o conclusiones. En síntesis, se trata de un delicioso tributo que el arte y la ciencia, tal vez sin saberlo, se rinden mutuamente.