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Las declaraciones de Trump son una repetición de estereotipos desmentidos contundentemente por las estadísticas

aEstados Unidos ha sido un país forjado por inmigrantes. Sin embargo, y a pesar de que presume la inclusión como clave de su éxito y pilar de su identidad nacional, lo cierto es que existe una cierta distinción en su "arropo" a los distintos inmigrantes, en especial de acuerdo a su procedencia. 

Los latinos han sido históricamente víctimas de prejuicio y rechazo por parte de ciertos sectores de la población estadounidense pero, paradójicamente, sus aportes a la economía son contundentes y, cuando revisamos las cifras, los estereotipos evidencian una falta de sustento. Los comentarios xenófobos recientes, expresamente en contra de los mexicanos, por parte de Donald Trump, son lamentables, pero también levantaron una importante ola de apoyo a los inmigrantes latinos. 

A finales de 2014, un artículo del sitio Mic desglosó hábilmente los mitos (y los argumentos para desmentirlos) que rodean el rechazo a los inmigrantes en Estados Unidos. Y a propósito de las patéticas intervenciones que Trump ha encabezado recientemente, hoy el ejercicio que Zeeshan Aleem hizo hace unos meses cobra particular vigencia. 

Las cachetadas blancas de los datos:

Los inmigrantes se aprovechan del sistema de salud: falso; de hecho, ellos pagan impuestos (al comprar un producto o rentar la casa donde viven) por servicios sociales que generalmente no reciben. Un estudio sugiere, por ejemplo, que solo en 2010 los inmigrantes pagaron 11 mil millones en impuestos. 

Los inmigrantes se quedan con los trabajos de los norteamericanos: algunos estudios comprueban que en realidad la cadena económica en la que laboran los migrantes no está competida por otros norteamericanos, siendo esta la más baja de la escala económica. Por cada trabajo que un inmigrante llena, otro es abierto en otra escala.

La inmigración ilegal está relacionada con el aumento de crímenes (quizá, la tesis de Trump): en realidad, los índices criminales del último cuarto de siglo han disminuido; justo el lapso en el que la inmigración, sobre todo de Latinoamérica, ha crecido exponencialmente.

No están interesados en integrarse a la cultura estadounidense: las generaciones de inmigrantes europeos del siglo pasado fueron integrándose gradualmente a la cultura. Es decir, la integración es un proceso natural que, curiosamente, a los europeos no se les ha reprochado de igual manera.

Anteriormente, un colaborador del Washington Post había hecho un ejercicio similar para desmitificar estereotipos erróneos adjudicados a los migrantes por la ignorancia de muchos, como la del ignominioso Trump. 

 

Twitter de la autora: @anapauladelatd

 

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