Con 37 años de representaciones ininterrumpidas, la Tradicional Pastorela Mexicana se ha consolidado como uno de los montajes decembrinos más emblemáticos del país. Más que una obra de teatro, es una celebración colectiva que combina humor, música, espiritualidad y memoria cultural. Este 2025 regresa al Claustro del Instituto Cultural Helénico, espacio que aporta una atmósfera íntima y simbólica a la experiencia.
El proyecto está encabezado por el productor general Rafael Pardo, con producción ejecutiva de Brian Carlo Cano y la dirección escénica de Miguel Ángel Morales, quienes han sabido mantener viva la esencia de la pastorela sin perder frescura ni conexión con el público contemporáneo.
Esta temporada, la pastorela es protagonizada por Moisés Suárez, actor entrañable para varias generaciones gracias a personajes icónicos como Arturo López en Vecinos o la inolvidable Pájara Peggy en La carabina de Ambrosio. Su presencia aporta oficio, carisma y una cercanía especial con el público.
Junto a él participan Enrique Chi, Armando Tapia y un elenco sólido y leal, integrado por actores que han acompañado el proyecto durante años. Esa continuidad se nota en escena: hay ritmo, complicidad y una vis cómica afinada que convierte cada función en una experiencia viva.
Uno de los sellos distintivos de la Tradicional Pastorela Mexicana es su carácter inmersivo. El público no solo observa: participa. La puesta en escena incluye música en vivo, canciones mexicanas, un diseño de luz y sonido cuidadosamente trabajado y vestuarios pintados a mano, que evocan el imaginario popular de las fiestas decembrinas.
Además, la experiencia se extiende más allá del escenario con una auténtica pedida de posada, rifa de piñatas y la posibilidad de compartir una cena navideña, recuperando prácticas comunitarias que hoy resultan cada vez más escasas.
La Tradicional Pastorela Mexicana está pensada para familias, amigos y públicos de todas las edades. En un contexto donde la Navidad suele reducirse al consumo, esta propuesta apuesta por el encuentro, la risa compartida y la reflexión espiritual. Bajo las estrellas del Claustro del Instituto Cultural Helénico, la historia del nacimiento de Jesús se revive como un acto cultural y humano, lleno de calidez y sentido colectivo.
