Los tráilers de las películas condensan tensión, giros dramáticos y hasta microhistorias en apenas unos segundos. Pero detrás de ese brillo, existe una práctica que cada vez genera más dudas entre la audiencia: escenas creadas únicamente para vender una película que, en realidad, nunca veremos. Un análisis reciente de Spoiler.mx confirma que varios de los blockbusters más comentados de los últimos años han utilizado esta técnica como parte de su estrategia de marketing.
De acuerdo con la plataforma, muchos avances incluyen fragmentos de entre cinco y quince segundos diseñados para enganchar al espectador, aunque no formen parte del corte final. Para algunos estudios, esto evita arruinar sorpresas; para otros, es una forma creativa de desviar expectativas. Sin embargo, lo cierto es que esta práctica ha empezado a rozar los límites entre la narrativa publicitaria y la manipulación visual.
Ejemplos sobran. Uno de los casos más polémicos es Yesterday (2019). El tráiler incluía a Ana de Armas en una breve pero llamativa escena que nunca llegó a la pantalla. Dos espectadores consideraron esto publicidad engañosa y demandaron a Universal Pictures, alegando que habían rentado la película solo para verla a ella. Aunque la demanda fue descartada, abrió un debate sobre lo que un tráiler puede —o no— prometer.

Algo similar ocurrió con Spider-Man: De Regreso a Casa (2017). Su tráiler mostraba a Peter Parker e Iron Man surcando el cielo de Queens, una imagen espectacular que jamás se filmó para la película. El propio director, Jon Watts, reconoció después del estreno que esos 12 segundos existieron únicamente para promover la cinta.
Marvel también jugó con sus propias reglas en Avengers: Infinity War (2018). El avance mostraba una épica carrera de los Vengadores en Wakanda, con Hulk al frente, que nunca sucedió. Incluso varias líneas de Thanos —entre ellas una que se volvió icónica en el tráiler— fueron descartadas del montaje final. La explicación oficial fue “proteger las sorpresas”, pero para muchos fans fue una forma elegante de despiste.
Y en Rogue One: Una Historia de Star Wars (2016), los reshoots terminaron por borrar varias de las escenas más emocionantes del tráiler, incluida la imagen de Jyn Erso enfrentándose a un TIE Fighter y la frase “This is a rebellion, isn’t it? I rebel!”. Ambas desaparecieron por completo en la versión final, dejando fuera buena parte del tono rebelde que se sugirió durante la campaña de promoción.
El análisis de Spoiler.mx apunta a un fenómeno claro: los tráilers actuales ya no buscan solo anunciar una historia, sino fabricar emociones virales. En ese proceso, los estudios alteran, ajustan o inventan escenas para mantener el misterio, aun cuando eso implique alejarse de lo que el público verá en la pantalla grande. La frontera entre marketing narrativo y publicidad engañosa es cada vez más delgada, pero, aun así, la audiencia continúa llenando salas, sabiendo que todo tráiler es, en el fondo, una promesa visual… no siempre cumplida.