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Baturrillo: “Spirit, el corcel indomable”, casi ficción

Sociedad

Por: Pepe Moss - 11/21/2025

"Dónde seas libre serás amado y viceversa"; una de las muchas enseñanzas que deja la historia de resistencia del indómito corcel.

La animación guarda a simple vista muchos secretos; es heredera de las fábulas, cuentos y parábolas que la humanidad ha contado siglo tras siglo. La animación, contrario al live action, nos permite ver la fantasía con tanta claridad, que los misterios pueden esconderse a simple vista.

El contrato implícito entre la animación y el espectador es equivalente al del cuentacuentos y el escucha; por eso es verosímil que un caballo nos cuente la historia del “viejo oeste” desde su corazón, (aparentemente) fuera de la perspectiva humana. Spirit, el corcel indomable, es más que una historia de un caballo fuerte, enamoradizo y rebelde.

¿Quién es Spirit?

El caballo salvaje norteamericano, desciende de los caballos españoles que escaparon o fueron liberados en los primeros años de la invasión europea; migraron al norte y encontraron en las planicies, de lo que hoy es Estados Unidos, un hogar donde ser libres y procrear, tal como lo muestra la película.

Los caballos Kiger Mustang reciben su nombre por la región de Kiger en Oregón (guarda bien este dato) y “Mustang” es la adaptación inglesa del adjetivo español, “mesteño”, que significa, animal salvaje, extraviado o sin dueño conocido. En el cañón Kiger Gorge, vive (hasta hoy) la manada de caballos salvajes más pura de Norte América.

Para los estadounidenses blancos y expansionistas, el Kiger Mustang es símbolo de resistencia y adaptabilidad; independientes y audaces. Para la cultura nativa americana, el caballo es un mediador entre el mundo humano y el espiritual, su apropiación por parte de los pueblos indígenas les permitió resistir y adaptarse a las nuevas condiciones impuestas por la colonización. 

Un poco de contexto

La película dirigida por Kelly Asbury (Shrek 2, Gnomeo & Julieta) y Lorna Cook (El Rey León, El príncipe de Egipto) está ambientada a finales del siglo XIX, un momento crucial en la historia de Estados Unidos, y me atrevería a decir, para todo el mundo: la expansión y colonización  bajo la “Doctrina del destino manifiesto”; un concepto que se le atribuye al periodista John L.O’Sullivan, quien argumentó que Estados Unidos tenía el destino “manifiesto” (casi obvio) de expandir su territorio, llevando la democracia, el progreso y sus valores más allá de las 13 colonias independentistas.

La “Doctrina del destino manifiesto” justificó como derecho divino la invasión y sometimiento a los nativos norteamericanos, dotándola de un carácter heroico, un aspecto central en la política nacional y exterior estadounidense hasta ahora. De ahí, la invasión y compra de territorios a Francia, Nueva España e Inglaterra, posteriormente a Rusia con Alaska, y a México, todas esas tierras fueron cedidas en diplomacia o por la fuerza, excepto una región sin reclamar, una región salvaje, mesteña, sin dueño; así es: Oregón, (espero hayas guardado el dato).

La película animada de 2002, hace una gran analogía entre la visión expansionista del (en ese entonces) creciente imperio estadounidense, la resistencia de los pueblos nativos y la manada de caballos salvajes que viven hasta hoy en Oregon. Por eso, en el prólogo de la película, Spirit nos dice, “el caballo salvaje es el espíritu del oeste, si al final, este oeste se ganó o se perdió es algo que ustedes tendrán que decidir”.

El desarrollo de la locomotora y la construcción del ferrocarril transcontinental, que vemos en la película, facilitó la extracción de recursos naturales, el sometimiento de los indígenas y los caballos salvajes que habitaban a lo largo de Norteamérica, para llevar el progreso, la moral y la idea de una misión providencial para contagiar de los valores democráticos a todo el continente, ¿no les suena familiar?

Una mujer con túnica, el símbolo del Destino Manifiesto

La conquista de identidades

Después de ser apresado — y escuchar una de las mejores canciones del cine animado: “No me rendiré”, interpretada en América Latina por el cantante Erik Rubin— Spirit es llevado en una base militar, atado, le cortan la crin, se le intenta domesticar, es castigado y privado de comida por 3 días, de la misma forma que las niñas y niños de los “internados indios”.

En su misión por “civilizar” Norteamérica, los colonizadores norteamericanos constituyeron los internados para indígenas estadounidenses; tenían como objetivo principal, forzar la asimilación de la cultura blanca dominante.

Las niñas y niños indígenas fueron extraídos de sus familias, recluidos, se les cortó el cabello, se les despojó de su ropa tradicional, se les prohibió comunicarse en su lengua materna y sufrieron abusos físicos, psicoemocionales y sexuales. Su lema fue: matar al indio para salvar al hombre. Eso también me suena muy familiar.

El gran valor de esta película radica en dignificar la lucha contra el sometimiento y el abuso, la libertad como valor universal, no como instrumento de poder —como dice Green Day en su canción "21st Century Breakdown": alabanza a la libertad, la libertad de obedecer” —, sino como una respuesta legítima y humana contra la violencia e intolerancia.

La propaganda para estigmatizar y ridiculizar al “indio” encontró lugar en las películas de vaqueros; los westerns mostraban al indígena norteamericano como “salvaje”, “violento”, “malvado”. En “Spirit, el corcel indomable”, Pequeño Arroyo, el indio lakota, tiene una personalidad honorable, leal, inteligente, amorosa y respetuosa: reconocerle al garañón que jamás podrá montarlo y nadie debería intentarlo, le otorga de libertad y amor; Spirit es indomable por su espíritu, no por las condiciones materiales que lo atan. Dónde seas libre serás amado y viceversa.

La libertad significa y transforma

La relación entre de Pequeño Arroyo con su yegua Lluvia, encarna algo que el pedagogo Paulo Freire nombró, “La pedagogía de la libertad”, la cual consiste en centrar el ejercicio educativo en la crítica, el diálogo y la praxis transformadora, fuera de educación “bancaria” que sólo transmite datos e información de manera mecánica y dogmática, o como dice el Coronel: “disciplina, tiempo y paciencia, son los tres grandes elementos”.

Para Paulo Freire, la libertad (en todos los sentidos) se alcanza a través de la interacción de los sujetos que reflexionan y actúan sobre su entorno; no es adaptar a los oprimidos al sistema, sino enseñar a cuestionarlo para transformarlo.

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A Spirit le intentaron domesticar y domar a través de la violencia y la rigidez militar, pero en la comunidad Lakota, Lluvia le muestra un sistema basado en la “pedagogía de la libertad”: puedes pertenecer sin esclavizarte, puedes crear vínculos a través del respeto y la empatía. Así Spirit comprende que somos lo que construimos y elige quedarse no por obligación, ni por “deber ser”, sino por elección. Esa es la libertad. 

Al final, Lluvia elige libremente irse con Spirit ambos se van con dolor dejando a Arroyo Pequeño; pero sin aprehensión, porque los tres comprenden que su lugar está con su manada, porque no hay amistad y amor sin responsabilidad y afecto. El corcel indomable no tiene ese adjetivo por su rebeldía, el don “todas puedo”, sino por su capacidad de elección; Spirit regresa con su manada, no solo con nueva novia, sino con la capacidad de cuidar y protegerles de manera auténtica, porque su autenticidad es indomable.


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Imagen de portada: Netflix


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