Suecia acaba de dar un paso que borra los límites entre la salud y el turismo: se convirtió en el primer país del mundo que los médicos pueden “prescribir”. Y no se trata de una metáfora. La iniciativa The Swedish Prescription, impulsada por Visit Sweden, se basa en una serie de estudios científicos que demuestran los beneficios físicos y mentales de exponerse a la naturaleza y adoptar ciertos hábitos del estilo de vida sueco.
El concepto puede parecer excéntrico —una doctora con bata blanca aparece en el video promocional recomendando baños de bosque y saunas como si fueran antibióticos—, pero detrás del tono irónico hay una base sólida de evidencia médica. Investigaciones de la Asociación Americana de Psicología, la Revista Internacional de Investigación Ambiental y Salud Pública y la Agencia Europea del Medio Ambiente coinciden: pasar tiempo en la naturaleza disminuye los niveles de cortisol, mejora la función cognitiva y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Según la Organización Mundial de la Salud, la exposición regular a entornos naturales no solo reduce el estrés, también fortalece el sistema inmunológico y mejora el estado de ánimo general. En Suecia, esta relación entre salud y entorno está profundamente integrada en su cultura. La filosofía friluftsliv (“vida al aire libre”) y el derecho constitucional allemansrätten permiten a cualquiera recorrer bosques, lagos y montañas libremente.
Para validar la propuesta, Visit Sweden colaboró con cuatro médicos de Estados Unidos, Reino Unido, Países Bajos y Alemania, además de la profesora emérita Yvonne Foresell, del Instituto Karolinska, quien revisó y certificó la precisión científica de cada afirmación. El resultado: una lista de actividades que, según la evidencia médica, mejoran la salud mental y física. Entre ellas, baños de bosque, inmersiones en agua fría tras una sauna, observación del cielo nocturno y fika, la pausa tradicional para tomar café sin prisa.
La propuesta encaja con un movimiento que está ganando terreno en la medicina moderna: “prescribir naturaleza”. En países como Reino Unido, los médicos de cabecera ya incluyen caminatas o actividades al aire libre en sus planes de tratamiento para pacientes con depresión o ansiedad. En este contexto, Suecia lleva la idea un paso más allá: no se trata solo de salir al parque, sino de sumergirse en un ecosistema donde el bienestar es una práctica cultural.
Los estudios citados por la campaña muestran que pasar al menos dos horas semanales en la naturaleza puede tener efectos equivalentes a los de ciertos tratamientos farmacológicos contra el estrés. En los entornos suecos —donde abundan los bosques, los lagos y la exposición a la luz solar en verano—, esos beneficios se potencian.
El video de The Swedish Prescription lo resume con humor clínico: una doctora con bata se sumerge en un lago helado mientras explica cómo la exposición al frío activa el sistema nervioso parasimpático, reduciendo el estrés y mejorando el sueño. La sátira funciona como puerta de entrada, pero el mensaje central es serio: la naturaleza puede ser medicina, y Suecia lo está demostrando con datos.
De momento, la receta no cubre los boletos de avión ni el hospedaje, pero abre una conversación más grande sobre la salud: ¿y si parte de la cura no estuviera en una pastilla, sino en cómo vivimos, respiramos y nos relacionamos con el entorno?