Libra: el verdadero origen del signo de la balanza
Magia y Metafísica
Por: Carolina De La Torre - 10/04/2025
Por: Carolina De La Torre - 10/04/2025
¿Alguna vez te has preguntado por qué Libra es el único signo del zodiaco representado por un objeto y no por un animal o una figura humana? Su símbolo, la balanza, no sólo marca un lugar en el cielo: es la extensión de un mito antiguo, un fragmento de justicia, equilibrio y armonía que alguna vez caminó entre los humanos.
En la Edad de Oro, cuando los hombres vivían en perfecta armonía con la naturaleza y entre sí, Astrea, hija de Zeus y de Temis, caminaba entre ellos sosteniendo una espada en una mano y una balanza en la otra. La balanza no era solo un símbolo: medía las acciones, equilibraba las injusticias, convertía la ética en un acto tangible. Astrea era la última inmortal que convivió con los mortales, recordándoles que la vida podía medirse en equidad y que cada decisión tenía un peso, que todo acto tenía un valor, un impacto, un balance.
Pero los tiempos cambiaron. La corrupción, la ambición y el desorden comenzaron a teñir la humanidad. Astrea vio que su misión se tornaba imposible y, con el corazón cargado de decepción, abandonó la Tierra. Zeus, reconociendo su fidelidad y sacrificio, la elevó al cielo como constelación, otorgándole un lugar eterno entre las estrellas. La balanza que había sostenido durante años se elevó junto a ella.
En sus orígenes, Libra no existía como signo zodiacal independiente. Sus estrellas formaban parte de las pinzas de Escorpio y se solapaban con la constelación de Virgo, lo que hacía que su identidad quedara difusa. Fue hasta la época romana, cuando se organizó el zodiaco en doce signos, que Libra se consolidó como un signo propio, separado de Escorpio y con autonomía frente a Virgo. La balanza dejó de ser un mero accesorio de la constelación de Astrea y se convirtió en un símbolo independiente de equilibrio, justicia y armonía. Con el tiempo, su relación con Venus le agregó otra dimensión: la búsqueda de belleza, amor y estética, que hoy acompaña a los Libra en cada gesto y decisión.
Hoy, los nacidos bajo Libra llevan esa herencia en cada gesto, palabra y decisión. Su diplomacia, sensibilidad y afán de justicia reflejan las manos de Astrea y Temis, aún invisibles, presentes en cada elección y relación.
Entre mito y cosmos, Astrea dejó su marca: una balanza que mide la vida, la justicia, el equilibrio y la belleza. Libra no es solo un signo, ni un accesorio de Virgo; es un recordatorio de que todo equilibrio, incluso el que buscamos en el silencio de nuestro propio ser, tiene su origen en la historia, en el cielo y en la eterna búsqueda de armonía que nos conecta con lo divino y lo humano.
Y quizás, al final, eso nos lleva a cuestionarnos la propia naturaleza de cada signo. Entre la mitología y la historia, entre los relatos antiguos y la observación de las estrellas, los límites entre lo que es real y lo que es símbolo se vuelven difusos. Cada signo, cada constelación, puede ser tanto un reflejo de la humanidad como un espejo del mito que la inventó; y en esa ambigüedad, encontramos la magia de creer que el cielo nos habla en lenguajes que solo la mirada curiosa sabe descifrar.