*

La Generación Z protagoniza protestas en Perú, Marruecos y Madagascar contra corrupción, precariedad y falta de servicios básicos, mostrando un despertar juvenil de alcance global

En distintos puntos del mundo, la Generación Z ha comenzado a ocupar las calles con protestas que ponen en evidencia un malestar compartido. Se trata de la frustración por gobiernos incapaces de garantizar derechos básicos. Jóvenes nacidos entre 1995 y 2010 encabezan movilizaciones que van desde el rechazo a la corrupción hasta el reclamo por servicios de salud colapsados, inseguridad y recortes que afectan su futuro.

En Lima, Perú, las manifestaciones recientes reunieron a miles de jóvenes en contra de la gestión de Dina Boluarte. Lo que en un principio fue una protesta contra la reforma al sistema de pensiones aprobada por el Congreso, rápidamente derivó en demandas relacionadas con la creciente inseguridad y las extorsiones que golpean a pequeños comercios y transportistas.

Gen Z en Marruecos

En Marruecos, el lema “No queremos el Mundial, queremos sanidad” se convirtió en el estandarte de colectivos como Gen Z 212 y Morocco Youth Voices. Estas agrupaciones impulsaron protestas pacíficas después del escándalo en el hospital Hassan II de Agadir, donde ocho mujeres embarazadas murieron en solo diez días debido a la precariedad médica. 

Aunque las autoridades respondieron destituyendo al director del hospital, el descontento juvenil se expandió hacia problemáticas estructurales como el desempleo y la corrupción, que cierran puertas a las nuevas generaciones.

Protestas en Madagascar

Mientras tanto, en Madagascar, el movimiento Leo Délestage —“Harto de los cortes de luz”— se consolidó como símbolo del hartazgo juvenil frente a los apagones y fallas en el suministro de agua. 

En septiembre, las protestas en la capital, Antananarivo, derivaron en enfrentamientos violentos. Algunas residencias de políticos fueron atacadas y la represión dejó 22 muertos. Como medida de contención, el presidente Andry Rajoelina destituyó al ministro de Energía y disolvió a su gobierno, aunque la inconformidad sigue creciendo.

Estos episodios, separados por miles de kilómetros, muestran un patrón común, el de una generación cansada de promesas incumplidas y de sistemas políticos que no garantizan lo esencial. 

La duda que queda en el aire es si este despertar juvenil podrá transformarse en un movimiento global de gran escala, semejante a lo que representaron en su momento la Primavera Árabe en 2010 o el Movimiento de los Indignados en España en 2011.


También en Pijama Surf: Generación Z protesta en Nepal contra la prohibición de redes sociales y la corrupción del país


Imagen de portada: ABC