No hacen rituales, no necesitan calderos, y aun así nos hechizan. Lo hacen con el cabello que parece moverse con un viento propio, con un vestido que flota, con una voz que entra por la piel y despierta emociones que no sabíamos que teníamos. La brujería en la música es un estado del alma, un aura, un conjuro que no requiere palabras. Stevie Nicks, Janis Joplin, Hope Sandoval, Lana Del Rey y Siouxsie Sioux son las maestras de ese hechizo.
Con su pelo como fuego al viento y capas que flotan como humo, Stevie Nicks convierte cada escenario en un bosque encantado. Es conocida como la bruja blanca por su energía luminosa y sanadora, por cómo transmite libertad y misterio a través de su presencia. Su música es un encantamiento: guitarras que parecen viento en la noche, teclados que se filtran como luz de luna, y una voz que susurra secretos a quien la escucha con atención. Su brujería se refuerza por su estilo: capas vaporosas, botas altas, chales flotantes y collares con símbolos lunares. Cada canción logra que te sientas parte de un ritual privado: un hechizo de poder, deseo y misticismo.
Su estilo combina capas vaporosas, botas altas y un aura de misterio que no necesita explicar nada. Stevie es la bruja que seduce sin decir una palabra, que hace que el tiempo se detenga mientras canta.
Si Stevie es la bruja de la luz, Janis Joplin es la bruja cósmica por su fuerza arrolladora y su energía primitiva. Su voz rasgada es un hechizo que quema desde el primer acorde; sus boas de plumas, collares de cuentas y vestidos imposibles no son accesorios, son talismanes que refuerzan su aura. La música de Janis no solo se escucha: se siente, atraviesa la piel y despierta lo salvaje que llevamos dentro. Cada grito, cada riff, transforma el escenario en altar y a la audiencia en creyentes de su magia cruda y sincera.
Janis encarna la bruja que no necesita símbolos: su autenticidad, su fuerza y su rebeldía son suficientes para dejar un hechizo imborrable.
Hope Sandoval no grita; sus encantamientos se deslizan suavemente, como humo, como una sombra que acaricia la piel. Su voz es un conjuro íntimo: lenta, etérea, casi invisible. La brujería de Hope se siente tanto en la música como en su estética: ropa oscura, túnicas suaves, luces tenues, movimientos lentos que parecen flotar. La música de Mazzy Star envuelve en atmósferas densas y nocturnas, donde cada nota parece un hechizo que invita a perderse y descubrir secretos propios.
Canciones imperdibles:
Hope es la bruja que hace que lo cotidiano se vuelva mágico, que transforma la introspección en ritual sonoro.
Lana Del Rey juega con la magia como un accesorio de moda: cada gesto, cada mirada, cada metáfora es un encantamiento. Su brujería viene de la combinación de voz lánguida, estética ritual y narrativa poética: velos, encajes, flores, cruces, y un glamour oscuro que parece extraído de un ritual cinematográfico. Sus letras, en canciones como The Blackest Day, Cherry o Born to Die, están llenas de símbolos, referencias a lo oculto y un aire de ritual romántico; incluso ella misma se ha dicho “de broma” que es bruja. En su concierto en México, por ejemplo, muchos aseguraron sentir una fuerza mística que los desplomó, provocando que muchos cayeran en la pista.
Lana es la bruja que seduce con estilo, convirtiendo cada videoclip en escenario ritual y cada verso en conjuro moderno.
Siouxsie Sioux no necesita que nadie explique su hechizo: es la bruja de la oscuridad, y su estética lo confirma. Maquillaje dramático, cardados imposibles, túnicas negras, encajes y cuero: todo habla de un ritual visual y sonoro. Su música es hipnótica, con ritmos que atrapan y guitarras que parecen sortilegios.
Canciones imperdibles:
Su estilo es teatral, oscuro y elegante, y su presencia transmite la sensación de alguien que siempre sabe más de lo que dice.
La brujería en la música no siempre es literal. No hay pactos ni rituales secretos, aunque en algunos casos se sospeche. Es un título que se gana con estilo, presencia, voz, letras que parecen encantamientos y la habilidad de hacer que el mundo común se sienta mágico al ponerte los audífonos. Estas artistas lo entendieron: convierten cada acorde, cada gesto, cada palabra en hechizo, y nos invitan a entrar en su aura sin remedio.