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Dirigida por Analeine Cal y Mayor y producida por Viggo Mortensen, «Dulce muerte» aborda con calidez y humor un tema difícil: el derecho a decidir cómo despedirse

El próximo 30 de octubre llega a salas mexicanas Dulce muerte, el documental de Analeine Cal y Mayor que propone abrir el diálogo sobre uno de los temas más tabúes de nuestra sociedad: la eutanasia y el derecho a morir con dignidad. Tras recorrer festivales internacionales como el de Morelia, Montreal y Grecia, donde obtuvo un reconocimiento importante, el filme se presenta como una conversación íntima, honesta y necesaria.

Una mirada que recorre países, historias y silencios

Rodada en México, Reino Unido, Escocia, Italia y Holanda, Dulce muerte sigue dos ejes principales: por un lado, al médico pionero en eutanasia Philip Nitschke, quien tras perder su licencia decide reinventarse como comediante de stand-up para hablar de muerte asistida; y por otro, a Kathy Beech, una mujer de espíritu intrépido que viaja a Tijuana para conseguir un medicamento que le permita morir con dignidad si llegara a heredar la enfermedad de su madre.

En sus 79 minutos, el documental no explora la muerte como un final inevitable, sino como una elección que redefine la forma en la que vivimos.

“No es una película depresiva, sino de amor a la vida y de pensar en los últimos años para comenzar a disfrutarla de cualquier manera”, explicó Analeine Cal y Mayor durante la conferencia de prensa.

La directora compartió que el proceso fue profundamente personal. Durante los casi diez años que tomó filmarla, su vínculo con Kathy trascendió la pantalla:

“Hice amistad con los personajes. Kathy se volvió como mi abuelita. Mi abuela murió hace nueve o diez años, justo el tiempo que llevo filmando esta historia.”

Equipo y colaboraciones clave

La propuesta audiovisual se sostiene gracias a un equipo internacional: la música original corre a cargo del percusionista brasileño Mauro Refosco —colaborador de David Byrne, Red Hot Chili Peppers y Atoms for Peace—, mientras que la producción ejecutiva está encabezada por Viggo Mortensen, junto con Carlos Sosa, Laura Imperiale y la propia Cal y Mayor.

Refosco contó que su proceso creativo comenzó apenas vio las primeras escenas:

“Cuando Ana me enseñó las escenas, comencé creando una atmósfera muy percusiva. Le encantó, y como buena directora, sintió que había momentos que podían desarrollarse a partir de esas primeras propuestas.”

Viggo Mortensen, productor, por su parte, reflexionó sobre el sentido filosófico de la obra

“Como decía Freud, para vivir bien hay que prepararse para morir. Mi preocupación era lo que le pudiera pasar a Kathy por todo lo que decía. Pensaba: la van a meter a la cárcel. Pero ella se reía y decía que ya estaba grande, que no necesitaba protección.”

Dilemas detrás de la cámara

El rodaje implicó decisiones éticas complejas. Cal y Mayor explicó que evitó mostrar escenas que pudieran poner en riesgo a las personas que participan en la obtención del medicamento:

“Podría haber metido una cámara escondida en Tijuana, cuando Kathy consigue este líquido… pero eso pondría en riesgo a los lugares y a la gente que lo vende.”

Reconoció también que este proyecto la llevó a salir de su zona de confort:

“Este rodaje fue muy diferente a toda la ficción que he hecho. Me ponía nerviosa porque no soy una persona que le gusta romper las reglas.”

Y la productora Laura Imperiale añadió una reflexión que atraviesa todo el filme:

“Dependiendo cuál sea tu mirada —si crees que hay vida después de la muerte o no— es desde ahí que interpretas lo que ves. Todo depende de tu filosofía de vida.”

Una invitación a dialogar

Dulce Muerte no busca dictar una postura ni justificar una decisión. Lo que plantea es una pregunta que todos evitamos, pero que tarde o temprano nos alcanza: ¿de quién es realmente la decisión de morir? La directora lo resume con claridad:

“La película te deja reflexionando, pero no te ilustra si está bien o si está mal.”

Y en ese punto, el documental deja de hablar sobre la muerte para hablar, en realidad, de la vida: de cómo la habitamos, de qué tanto la elegimos y de lo que significa, en el fondo, tener la libertad de decidir sobre ella.


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