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En el Día Mundial de la Animación, Pijama Surf selecciona diez películas y series que muestran cómo el arte animado puede ser un espacio de reflexión, belleza y crudeza dirigido al público adulto.

Aunque durante décadas la animación fue vista como un medio destinado a la infancia, hoy es también un espacio para narrativas profundas, filosóficas y brutales. A lo largo del tiempo, diversos cineastas han expandido las fronteras del género y se han aventurado a explorar temas tan diversos como punzantes; desde la guerra y la pérdida hasta la alienación moderna, los mundos utópicos o el absurdo existencial. 

En el marco del Día Mundial de la Animación, celebrado cada 28 de octubre, desde la redacción de Pijama Surf seleccionamos diez películas y series que demuestran que el arte animado trasciende la edad y posee una capacidad ilimitada para hablar de la condición humana.

La tumba de las luciérnagas, Isao Takahata (1988)

Pocas películas retratan la guerra con tanta sensibilidad como La tumba de las luciérnagas. Esta obra maestra del Studio Ghibli sigue a Seita y Setsuko, dos hermanos que intentan sobrevivir en el Japón devastado por la Segunda Guerra Mundial. Takahata retrata la fragilidad de la infancia frente al horror bélico en un relato que duele por la construcción de sus personajes y la humanidad que se les impregna.

 

Mary y Max, Adam Elliot (2009)

Una historia de amistad improbable entre una niña australiana y un hombre neoyorquino con síndrome de Asperger. Con su estética en plastilina y su humor melancólico, Adam Elliot logra una obra entrañable sobre la soledad, la empatía y el peso de las cartas en un mundo desconectado.

 

Persépolis, Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud (2007)

Basada en la novela autobiográfica de Satrapi, Persépolis es un retrato íntimo de la Revolución Islámica en Irán desde la mirada de una niña que crece entre represión, exilio e identidad. Su blanco y negro expresivo refleja la tensión entre la libertad individual y el peso del dogma político y religioso.

 

Primal, Genndy Tartakovsky (2019)

Una serie sin diálogos que narra la alianza entre un cavernícola y un dinosaurio unidos por la pérdida. Con una animación y un ritmo hipnótico, Tarkovsky –quien también creó las series de Samurái Jack, el Laboratorio de Dexter y Star Wars: el ataque de los clones–  demuestra que el lenguaje visual puede ser tan elocuente como la palabra.

 

El rey de los cerdos, Yeon Sang-ho (2011)

Antes de Tren a Busan, Yeon Sang-ho exploró la violencia estructural y el bullying escolar en esta historia de violencia. A través de un estilo áspero, el filme revela cómo el resentimiento y la humillación pueden incubar monstruos en la sociedad moderna.

 

Vals con Bashir, Ari Folman (2008)

Un documental animado sobre la guerra del Líbano que reconstruye la memoria fragmentada de un soldado de las Fuerzas de Defensa de Israel que participó en la matanza de Sabra y Chatila en 1982. Folman convierte el trauma en un espectáculo visual, cuestionando la relación entre la memoria, la culpa y la guerra.

 

Memorias de un caracol, Adam Elliot (2024)

El cineasta australiano vuelve a su universo de personajes solitarios con esta película de humor y ternura. Narrada con la voz de Sarah Snook, Memorias de un caracol es una reflexión sobre la pérdida, el paso del tiempo y la necesidad de contar historias para no terminar desvanecido.

 

La isla de los perros, Wes Anderson (2018)

Una distopía animada en stop motion con un humor absurdo, crítica política y muchos muchos muchos perritos. En un Japón futurista donde los perros son exiliados a una isla de basura, Anderson construye una fábula sobre la lealtad, la exclusión y la búsqueda de un mundo mejor.

 

El planeta salvaje, René Laloux (1973)

Este clásico de la animación surrealista francesa, muestra un mundo donde los humanos son mascotas de una raza gigante. ¿Los temas sobre la mesa? Psicodelia, filosofía y crítica social, anticipando debates sobre el poder, la opresión y la deshumanización tecnológica.

 

Love, Death & Robots, David Fincher y Tim Miller (2019)

Por último, pero no menos importante, esta antología de cortos animados explora la ciencia ficción, la fantasía y el horror con estilos visuales radicalmente distintos. Cada episodio es un experimento estético y narrativo que demuestra cómo la animación digital puede ser un laboratorio para las ideas más audaces del presente. Desde el nombre (Amor, muerte y robots) ya nos lo dijeron todo. 

 


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