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El anuncio de Sam Altman de permitir contenido erótico en ChatGPT a partir de diciembre de 2025 despierta una reflexión crítica: ante la mirada de Bataille, ¿cómo redefinir el deseo, la muerte y los vínculos humanos en la era de la IA?

En el libro “Las lágrimas de Eros”, el pensador francés –pues rechazó el mote de “filósofo”– George Bataille, hace un análisis que mira al erotismo más allá de su carácter reproductivo, pues en su visión no puede existir el deseo sin que traiga como consecuencia la muerte.

Hoy, con el reciente anuncio de Sam Altman, CEO de OpenAI, de que ChatGPT permitirá la generación de contenido erótico para usuarios adultos a partir de diciembre de 2025, la reflexión sobre el vínculo entre tecnología y deseo se vuelve más relevante.

Bataille describía el erotismo como una antesala del fin, una disolución momentánea del ser. El pensador lo asocia con esa “pequeña muerte” –la petite mort– el instante en que la conciencia se entrega al placer y experimenta, aunque sea por un segundo, la pérdida del yo. Si el erotismo es, para Bataille, una forma de trascendencia, ¿qué implica trasladar esa experiencia a un territorio digital?

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ChatGPT erótico

El anuncio de Altman marca un punto de inflexión en la historia de la inteligencia artificial. Según informó el propio ejecutivo, OpenAI comenzará a habilitar el acceso a contenido erótico dentro de ChatGPT, disponible exclusivamente para personas mayores de edad que hayan pasado por un proceso de verificación avanzado. La medida forma parte de una política que, en palabras del propio Altman, busca “tratar a los adultos como adultos”, relajando las restricciones impuestas en versiones anteriores del chatbot.

La empresa argumenta que los nuevos controles de edad estarán basados en sistemas de detección automatizada y validación manual, con el propósito de mantener la seguridad y proteger a los usuarios vulnerables. 

Altman también reconoció que las limitaciones actuales habían vuelto a ChatGPT “menos útil y menos disfrutable” para la mayoría de las personas. Con esta actualización, OpenAI pretende equilibrar la protección con la libertad de expresión y el uso responsable del deseo digital.

OpenAI, además, busca recuperar la “personalidad” que caracterizó al modelo GPT-4o, al ofrecer  interacciones más cercanas, empáticas y expresivas, incluso en temas sensibles o íntimos. Altman afirmó que los usuarios podrán decidir si desean una IA más emocional, amistosa o reservada, una especie de espejo de su propia forma de desear.

¿Relaciones humanas que se desdibujan?

Sin embargo, detrás de la decisión también surgen interrogantes. ¿Qué tipo de deseo puede generar una inteligencia artificial que no siente? ¿Hasta qué punto la programación puede capturar el vértigo del placer o la vulnerabilidad que conlleva el encuentro erótico?

En la obra de Bataille, el erotismo es una experiencia límite que confronta al individuo con la muerte, con la disolución del ser y la pérdida del control. 

En ese sentido, el anuncio de Altman podría interpretarse como un nuevo intento por domesticar el deseo. Si el ser humano busca constantemente trascender su condición a través del placer, ¿qué ocurre cuando esa búsqueda se canaliza por una máquina diseñada para satisfacerlo? 

¿Placer sin riesgo? ¿Placer sin dolor? ¿Cuáles serán las nuevas implicaciones del erotismo en la era de la Inteligencia Artificial? ¿Qué nuevos vínculos se pueden crear con una IA diseñada específicamente para el deseo? ¿Las relaciones entre humanos podrían desdibujarse más de lo que están ahora? ¿Qué tan lejos está el límite de lo que la IA puede aprender?


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Imagen de portada: Getty Images