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Adiós a Robert Redford: actor, director y mecenas del cine independiente que cambió Hollywood

Arte

Por: José Robles - 09/16/2025

Robert Redford, actor y fundador de Sundance, murió a los 89 años; su legado une estrella de cine y activismo cultural

Murió un nombre mayúsculo del cine estadounidense. Robert Redford —Charles Robert Redford Jr., nacido en Santa Mónica en 1936— falleció el martes a los 89 años en su hogar en Sundance, Utah, según confirmaron sus representantes. Estuvo rodeado de seres queridos; la familia pidió privacidad y no se ha informado una causa específica. 

Redford deja una carrera que abrazó dos territorios muchas veces antagónicos: el estrellato de Hollywood y la independencia creativa. Como actor participó en más de 50 películas y alcanzó fama masiva con títulos que hoy forman parte del imaginario colectivo —desde Butch Cassidy and the Sundance Kid hasta All the President’s Men y Out of Africa. Su imagen —alentadora, carismática, físicamente magnética— fue tan potente que en ocasiones se convirtió en problema a la hora de elegir papeles; según recordó, su “buena fortuna física” generó estereotipos que lo condicionaron. 

Su tránsito hacia la dirección consolidó otra faceta decisiva. Con Ordinary People (1980) ganó el Oscar a mejor director y elevó aún más su prestigio dentro de la industria; ese galardón marcó además su compromiso por contar historias humanas y complejas desde detrás de la cámara. 

Pero quizá su contribución más duradera está fuera del teatro de la premiación: Redford fue el motor del nacimiento de Sundance. Inspirado por su vida en Utah y por sus años en Europa, impulsó en la década de los setenta un ecosistema para el cine independiente que cristalizó formalmente en el Sundance Film Festival —un espacio que desde los años ochenta ha sido plataforma de descubrimientos que cambiaron la cultura cinematográfica moderna (de Donnie Darko a El proyecto de la bruja de Blair, pasando por obras tempranas de realizadores que luego serían centrales). El festival y la institución que lo rodea transformaron la manera en que Hollywood y el público consideran al cine independiente. 

Redford también fue un personaje político y público: usó su visibilidad para hacer campaña por causas ambientales y por los derechos de los pueblos originarios, y eligió muchos proyectos que reflejaban sus convicciones liberales. Su activismo y su cine se retroalimentaron: las películas que protagonizó o dirigió no eran ajenas a las tensiones sociopolíticas de su tiempo. 

Su camino no estuvo exento de dramatismo personal. Huérfano de una madre joven y con episodios turbulentos en su juventud —desde problemas con la ley hasta una expulsión universitaria—, Redford construyó una carrera marcada por la reinvención. Viajó por Europa, estudió arte, se formó en actuación y, con el tiempo, transformó esa mirada cosmopolita en sensibilidad cinematográfica. 

La industria respondió con emoción: colegas y compañeras como Jane Fonda y Meryl Streep se pronunciaron de inmediato. Fonda dijo que “no puede dejar de llorar” y subrayó la dimensión humana y cívica de Redford; Streep lo llamó “un león” y celebró su amistad. Mensajes de artistas y cineastas recordaron su generosidad, su rol como mentor y su capacidad para usar la visibilidad en favor de otros creadores. 

En las décadas recientes su presencia en pantalla fue más esporádica, pero no menor en resonancia: alternó papeles comerciales y autorales, y siguió apoyando proyectos y talentos emergentes desde las instituciones que ayudó a fundar. Recibió, además, múltiples reconocimientos —entre ellos un Oscar honorífico y galardones como la Medalla de la Libertad— que subrayan su estatus de figura pública comprometida con el arte y la sociedad. 

Legado

El punto final en Sundance, Utah, cierra una trayectoria que será leída en doble clave: la del actor que supo encarnar la década de los setenta y transformar el star system, y la del promotor cultural que hizo del cine independiente un fenómeno global. Robert Redford deja películas memorables, una institución que cambió las reglas del juego y un modelo de artista comprometido: alguien que entendió que la fama puede —y debe— usarse para empujar la cultura hacia más voces y más riesgos.

Como escribió una colega: “One of the lions has passed.” La frase resume tanto la pérdida como la medida del hombre: gigante por talento, influyente por convicción y perdurable por la huella que dejó en el cine.