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La jornada de «Bloqueemos todo» movilizó a cientos de miles de ciudadanos en París, Marsella y otras ciudades, con enfrentamientos, incendios de barricadas y un fuerte operativo policial

Casi 200.000 personas salieron a las calles este miércoles en Francia para participar en la jornada de protesta "Bloqueemos todo". Más de 800 concentraciones y bloqueos se registraron en todo el país, desde París hasta Marsella, Rennes y Toulouse, con un despliegue policial inédito que dejó 473 detenidos, según cifras del Ministerio del Interior.

En la capital, la tensión se mezcló con la protesta pacífica. Las plazas de la República y Châtelet se convirtieron en epicentros de reclamos que iban de la educación y la sanidad al poder adquisitivo y, sobre todo, al presidente Emmanuel Macron. Algunos manifestantes optaron por mensajes provocadores, como Jérôme Didier, que llevó un urinario en la cabeza con un mensaje claro: “Estamos en la mierda”.

El ministro del Interior, Bruno Retailleau, denunció un “clima de insurrección” y resaltó la movilización de 80.000 policías y gendarmes para contener bloqueos imprevisibles, temiendo un desbordamiento similar al de los chalecos amarillos de 2018.

Los enfrentamientos ocurrieron en puntos estratégicos: cerca de un millar de manifestantes intentó acceder a la estación de París Norte, la de mayor tráfico en Europa, mientras estudiantes bloqueaban institutos como el Hélène Boucher. Se reportaron incendios de contenedores y disturbios que, sin embargo, dejaron un balance relativamente bajo de heridos: 13 policías.

El movimiento surgió de redes sociales en julio, tras los recortes presupuestarios de François Bayrou, y a pesar de su dimisión, la protesta se mantuvo como un reflejo del descontento ciudadano hacia Macron. Sindicatos, partidos de izquierda y grupos ecologistas se sumaron al llamado, aunque la mayoría de la sociedad civil permaneció al margen. La próxima jornada de protesta está prevista para el 18 de septiembre, esta vez convocada por organizaciones sindicales.

Francia, una vez más, mostró la mezcla de descontento social y control policial, mientras la calle se convierte en el escenario donde los ciudadanos buscan hacerse escuchar, aunque sea en fragmentos dispersos.


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Imagen de portada: Alberto News