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La banda proyecta los rostros del público en sus conciertos, desatando debate sobre privacidad y vigilancia digita

Imagina que estás disfrutando de un concierto  y de pronto tu rostro aparece en la enorme pantalla LED detrás de la banda. No es un montaje divertido del público: son datos procesados en tiempo real por el sistema de reconocimiento facial de la banda  Massive Attack. 

Durante su última presentación, Massive Attack sorprendió al público al integrar tecnología de reconocimiento facial en vivo. Los rostros de los asistentes se capturaban, procesaban y proyectaban como parte del espectáculo visual. No era una medida de seguridad: los datos biométricos se convirtieron en parte del espectáculo, con o sin consentimiento explícito.

Las reacciones en redes sociales fueron inmediatas y divididas. Algunos aplaudieron la provocación, señalando que la banda obliga a enfrentar un tema que muchos prefieren ignorar: la vigilancia cotidiana. Otros expresaron incomodidad y cuestionaron la ética de convertir información personal en espectáculo. La polarización confirmó que el objetivo disruptivo se cumplió.

Este movimiento se alinea con la resistencia digital que Massive Attack ha cultivado durante décadas. Su crítica constante a la cultura de la vigilancia y la colaboración con artistas como Adam Curtis han posicionado a la banda como provocadores naturales frente al poder tecnológico. A diferencia de la tecnología que mejora la experiencia de conciertos, este sistema confrontó a los asistentes con la realidad de la captura de datos, haciendo visible lo que usualmente permanece invisible.

Los detalles sobre el almacenamiento de los datos y el consentimiento de los participantes permanecen sin aclarar. Según Al Lendes de Yahoo Entertainment: “Massive Attack no ha publicado detalles oficiales sobre qué sucedió con los datos biométricos capturados ni si se mantuvieron registros permanentes”. Esa opacidad amplifica la declaración artística y abre un debate legítimo sobre privacidad.

Al final, el espectáculo plantea una pregunta más profunda: no es si esto fue arte o invasión, sino si estamos realmente conscientes de cómo la vigilancia se ha normalizado en nuestra vida diaria. Cada espacio público, cada evento, cada lugar potencialmente captura nuestra imagen. Massive Attack solo obligó a mirar lo invisible, sino también a sentirlo.


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Imagen de portada: Reddit