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El mexicano recibe 13 minutos de aplausos en el estreno de Frankenstein, una película personal que reinventa la clásica historia de Mary Shelley con Jacob Elordi y Oscar Isaac

Guillermo del Toro finalmente presentó Frankenstein en el Festival de Venecia 2025, una película que llevaba soñando desde que tenía siete años. La ovación de 13 minutos que recibió el mexicano no solo celebró la cinta, sino también décadas de obsesión con la historia de Mary Shelley.

“Es la película para la que he estado entrenando durante 30 años”, confesó del Toro, entre risas y una honestidad inesperada: “Ahora tengo depresión posparto”. Para él, Frankenstein no es solo cine; es una historia personal, una reflexión sobre la relación entre padres e hijos que cambió al convertirse en padre. Cada escena, cada diseño y cada decisión de producción llegaron después de años de preparación, búsqueda de libertad creativa y paciencia.

El director tapatío se mostró relajado, divertido, jugando con el italiano y bromas durante la rueda de prensa. Su visión de la historia transforma al monstruo y a Víctor Frankenstein en figuras que exploran la paternidad, la creación y la soledad de los marginados. Para Del Toro, el momento de rodar la película llegó cuando podía darle la escala y profundidad que siempre imaginó, sin limitar su ambición ni la emoción que quería transmitir.

Jacob Elordi, que interpreta al monstruo, dice haberse encontrado con su propia esencia en el personaje: “En muchos sentidos, la criatura es mi forma más pura. Es más yo que yo”. El actor se lanzó al papel con apenas tres semanas de preparación, pero asegura que entrar en el mundo de Del Toro fue natural, como si el personaje ya lo estuviera esperando. Oscar Isaac, como Víctor Frankenstein, habla de rendirse al material y enamorarse del personaje, encontrando en la historia un espejo de las relaciones humanas más complejas, donde la creación y la responsabilidad conviven con el deseo y el miedo.

Con un estilo visual barroco, Frankenstein combina espectáculo y sensibilidad, y se estrena en cines el 17 de octubre antes de llegar a Netflix el 7 de noviembre. La película llega como un reto y una oportunidad: que millones de personas vean cine que no solo entretiene, sino que emociona, cuestiona y se queda. Del Toro insiste en que cada decisión artística, desde la escenografía hasta el casting, fue para lograr un cine que haga sentir, que haga pensar y que deje una marca.

Además, la película no solo es un tributo a Shelley y al monstruo más humano de la literatura; es también un reflejo de la carrera de Del Toro, su obsesión con lo fantástico y su manera de ver el mundo, donde lo marginal y lo bello coexisten. Esta Frankenstein es la suma de años de aprendizaje, una película que confirma que, para el mexicano, el cine no es solo un oficio, sino una forma de vida.


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Imagen de portada: GQ México