El origen de las zonas de tolerancia cannábica en la CDMX
Sociedad
Por: Yael Zárate Quezada - 08/07/2025
Por: Yael Zárate Quezada - 08/07/2025
Un acto inédito tomó forma frente al Senado de la República en febrero de 2020. Justo antes de la pandemia por Covid-19, un grupo de activistas instaló lo que llamaron la “primera plantación no clandestina” de marihuana en México.
Esta acción –que tuvo lugar a un costado de la Cámara de Senadores, el corazón legislativo del país junto con el recinto de San Lázaro– fue recibida como un desafío frontal hacia el poder y acto de resistencia de algunos grupos que defendieron su derecho a consumir cannabis de manera libre.
Conocido como el Plantón 420, este espacio buscaba visibilizar a la comunidad consumidora, pero también presionar a los legisladores para discutir la despenalización del uso lúdico del cannabis.
El plantón continuó hasta 2021 cuando en junio, la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional la prohibición del consumo recreativo, un fallo histórico que sentó las bases para un nuevo enfoque legal. Menos de un año después, en mayo de 2022, el máximo tribunal declaró también inconstitucional penalizar la posesión de más de cinco gramos, fortaleciendo así el reclamo social.
Durante tres años, las jardineras del lugar se llenaron de plantas de marihuana como recordatorio de la deuda legislativa. Sin embargo, en 2023, policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana desalojaron el campamento al argumentar la presencia de actos violentos, posibles vínculos con el crimen organizado y quejas vecinales.
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Actualmente, el Gobierno de la Ciudad de México, decidió implementar zonas específicas para el consumo regulado de cannabis, conocidas como zonas de tolerancia cannábica.
Tres puntos han sido habilitados: la Plaza de la Concepción (en Belisario Domínguez casi esquina con Eje Central), la Glorieta a Simón Bolívar en Paseo de la Reforma —popularmente llamada “isla cannábica”— y la Plaza de Lectura José Saramago, en el Centro Histórico.
Es importante destacar que el espacio frente al Senado de la República seguirá activo, pero únicamente como punto informativo ya que no cuenta con autorización para fumar.
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Estas áreas operarán bajo reglas claras: está prohibida la venta o intercambio de marihuana, el consumo de alcohol o cualquier otra sustancia, así como la grabación o toma de fotografías. Sólo se permitirá portar la cantidad legal para consumo personal, y cualquier conducta violenta o de acoso será motivo de expulsión.
El horario de funcionamiento será de 8:00 de la mañana a 8:00 de la noche, con un tiempo máximo de permanencia de 40 minutos por persona.
Así, después de un vaivén de situaciones, luchas, mesas de trabajo, reuniones, discusiones legislativas y actos de resistencia, la capital mexicana se convierte en un laboratorio social para explorar la convivencia entre el consumo de cannabis y las fuerzas del orden que durante décadas criminalizaron su uso lúdico.