LOTO: David Bowie o la creatividad como expansión
Filosofía
Por: Valentina Tolentino Sanjuan - 07/25/2025
Por: Valentina Tolentino Sanjuan - 07/25/2025
Para Edmundo
David Robert Jones, mejor conocido como David Bowie (1947-2016) es uno de los mejores ejemplos para entender los movimientos expansivos a través de la creatividad. Así lo muestra el documental –Moonage Daydream– que se hizo basado en su vida, sobre todo en su carrera, realizado en 2022 por Brett Morgen. Aquel expone material inédito de los procesos creativos del multifacético cantautor.
Apasionado también de la pintura, de la música, y desde luego de la filosofía y la literatura, el documental nos lega la biografía de la persona que fue Bowie en su concepción vital. No hay dramas, al menos no aquellos que se estilan explotar para alimentar a las audiencias, sino un sentido de profundidad y conexión con el todo.
La cita que abre este documento visual lo advierte: “A principios del siglo XX, Friedrich Nietzsche proclamó que Dios había muerto y que el hombre lo había matado. Esto creó en el hombre una arrogancia de creerse Dios. Pero como Dios, todo lo que parecía capaz de producir era desastre. ‘Eso condujo a una terrible confusión: si no podíamos ocupar el lugar de Dios, ¿cómo podríamos llenar el espacio que habíamos creado dentro de nosotros mismos?’”.
Es decir, ¿llenar el espacio interior creado por nosotrxs mismxs? No sabemos qué tan cierto sea. No sabemos si ese espacio interior es obra de nuestra constitución orgánico biológica, si esto último más bien es una consecuencia, si es nuestra o si es más bien un atributo que compartimos con otro tipo de materia galáctica que se expande, se contrae, se destruye y vuelve a nacer. Al menos parece que para Bowie esto último era parte de su intuición.
Su vida marcada por lo que cualquiera llamaría una vida en soledad, para él era el motivo de búsqueda de lo desconocido, un redil para encontrar diferentes facetas de sí mismo: escenarios donde no se había probado, incluso panoramas que le desagradaban (parecido al acto de conocer las propias sombras en un argot jungiano); como el irse a vivir a la ciudad de concreto que le representaba Los Ángeles, en Estados Unidos; Berlín en Alemania. Desde luego, para quien considera emprender la expedición hacia el interior, no podía faltar su viaje y conocimiento de la cultura ancestral de la India.
Si bien Bowie es conocido por su exitosa carrera en la música, no puede pasar desapercibido su interés en cuanto a la pintura, experimentado mayormente durante sus vivencias en Berlín. La riqueza estética que se muestra durante sus viajes es un esfuerzo por dar a entender cómo Bowie se servía de la cultura de los lugares para componer su propia visión del mundo, y qué tan profunda era su sensibilidad artística. Obras diversas de óleo y acrílico, autorretratos con diferentes estilos y un incesante talento se pueden advertir en los retazos de sus creaciones.
El estilo que utilizaba en el género musical con el que sus piezas fueron catalogadas: el glam rock, es también una marca personal no solo de la búsqueda de un estilo novedoso, sino de cómo desde su interior emergía la fuerza de una experimentación consigo mismo. Por ello, aunque se le atribuye el ser uno de los primeros personajes en utilizar atuendos transgénero, él aclara que estaba en la exploración y anhelo por la consonancia de las energías que reconocía lo habitaban; es decir, de una comunión o equilibrio de su dualidad, o de una especie de armonía entre su energía femenina y masculina.
Una cuestión que resulta interesante de estas facetas es su vida como estrella de rock. Ya con dinero y fama, el mismo Bowie reconoce que fue una de las partes de su vida en donde se dejó influir más por “lo que vendía” pues ya había alcanzado determinado nombre y reconocimiento en la industria. Aunque, paradójicamente, este centrarse en el exterior y en las cosas a las que generalmente se le otorgan el sentido lo llevó a una especie de vacío interior. Y cómo no iba a ser así, después de haberse probado a sí mismo y de experimentar la felicidad y el sentido de completitud que da el ímpetu creativo.
Lo que se acentúa y me parece merecedor de conocer la obra de Bowie, en sus diversas disciplinas, es allegarse de una muestra material, terrenal si se quiere, de que la experiencia de sí mismo conociéndose en todo aquello que no era parte de su plan, en apariencia, es lo que marcó su particular camino al vivirse como cuerpo, percepción y consciencia.
Por fortuna podemos ser testigos de ese andar a través de sus canciones, sus pinturas y su obra en general. A la vez, me parecen formas de una particular riqueza estética para decirnos de otros modos lo que ya en su momento filósofos como Spinoza nos decían sobre la divinidad o consciencia experimentándose a sí misma mediante la cooptación de estas corporalidades llamadas vidas humanas; eso sí, conociéndose a partir de los contrastes, de las sombras y también de la creatividad.
Alicia Valentina Tolentino Sanjuan es socióloga y Maestra en Filosofía por la UNAM, doctorante en Humanidades (línea Filosofía Moral y Política, UAM) y editora en Viceversa. Investiga sobre subjetividad a partir del cambio tecnológico; también sobre feminismos y literatura. Es miembro activo de la Red Mexicana de Mujeres Filósofas y miembro de la Revista de filosofía Reflexiones Marginales Saberes de la Frontera de la UNAM.