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Este juego fue el antecesor del Monopoly y su propósito era enseñar los beneficios de distribuir la riqueza equitativamente

Sociedad

Por: Carolina De La Torre - 07/27/2025

El "Juego del propietario" fue creado por una mujer para enseñar sobre justicia económica, pero su destino terminó en un punto muy lejano a su espíritu original

Puede que lo tengas guardado en algún clóset, entre juegos de mesa familiares y memorias de fines de semana eternos. Lo que probablemente no sabías es que el Monopoly, ese clásico donde el objetivo es acaparar propiedades y dejar a los demás sin un centavo, fue creado por una mujer… y con una intención totalmente opuesta.

Elizabeth Magie, feminista, escritora, inventora y activista política, desarrolló en 1903 "The Landlord’s Game" con un fin educativo. Quería mostrar, de forma lúdica pero contundente, cómo el capitalismo y la concentración de tierras generaban pobreza y desigualdad. Era una herramienta pedagógica basada en las ideas del economista Henry George, que proponía un impuesto único a la tierra para redistribuir la riqueza generada colectivamente. Un concepto radical para su época (y aún para la nuestra).

Magie diseñó el juego con dos reglamentos. Uno cooperativo, en el que cada vez que alguien adquiría una propiedad, se repartían beneficios entre los demás. El juego terminaba cuando quien empezó con menos duplicaba su riqueza. El otro, competitivo y egoísta, premiaba al jugador que arruinara al resto. La idea era comparar los modelos y demostrar cuál era más justo.

Edición del 1932 de The Landlord’s Game 

Décadas después, un hombre desempleado llamado Charles Darrow conoció una versión del juego, la rediseñó a su conveniencia, borró el espíritu original, lo rebautizó como Monopoly y se lo vendió a Parker Brothers como si fuera suyo. Mientras él se convertía en el primer millonario del mundo de los juegos de mesa, a Magie le ofrecieron 500 dólares por su patente. Sin regalías, sin reconocimiento. Una historia más en la larga lista de ideas robadas y mujeres silenciadas.

Lo irónico —o brutalmente coherente con el sistema que Magie intentaba cuestionar— es que la versión que sobrevivió fue la más violenta: la que premia al más ambicioso, al que acapara, al que deja sin nada al resto. Un microcosmos que, con dados y cartón, replica la misma lógica de acumulación y ruina que vemos allá afuera.

Edición del 1939 de The Landlord’s Game

Durante años, nos contaron que el Monopoly fue creado por un genio en apuros que logró salir adelante. La típica historia del self-made man que omite —como casi siempre— a las mujeres que vinieron antes, las ideas que fueron diluidas y los sistemas que terminan apropiándose hasta de las críticas que se les hacen.

Así que la próxima vez que juegues una partida de Monopoly y termines peleado con toda tu familia o amistades, tal vez valga la pena detenerse a pensar. No solo por la dinámica del juego, sino por todo lo que dice, casi sin querer, sobre cómo operan las cosas allá afuera. Porque si una simple tarde de tablero puede sacar lo peor de todos, imagina lo que sucede a gran escala, cuando el capital no es de juguete y los perdedores no pueden volver a empezar en la siguiente ronda.


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Imagen de portada: Wikipedia