*

La nueva versión animada del superhéroe más oscuro de DC se instala en el corazón del México prehispánico. No es solo una reinvención visual: es un acto de reinterpretación histórica que ya está incomodando a algunos

Olviden a Gotham. Esta vez, Batman no se esconde entre rascacielos ni huye de mafias modernas. En Batman Azteca: Choque de Imperios, el símbolo de la justicia se desenvuelve entre códices, templos y deidades antiguas, reimaginado como un guerrero mexica que enfrenta, nada menos, que a los conquistadores españoles.

La película —dirigida por Juan Meza-León y con animación hecha en México por Ánima Estudios— propone un giro radical al universo de DC. En lugar de Bruce Wayne, el protagonista es Yohualli Coatl, hijo de un líder asesinado por los invasores. Movido por la pérdida y la amenaza que se cierne sobre su pueblo, Yohualli adopta la figura del “murciélago” como símbolo de resistencia y justicia. Se entrena, se arma y se oculta en un templo dedicado a Tzinacán, el dios murciélago, para convertirse en el “Batman azteca”.

No es una idea menor. En tiempos donde el entretenimiento a menudo recicla fórmulas ya gastadas, esta apuesta visual y narrativa no solo se siente curiosa e interesante, sino políticamente relevante.

Una galería de personajes reconfigurados

En esta versión prehispánica, los villanos también se adaptan a la cosmovisión mesoamericana. Omar Chaparro da voz a Yoka, un sacerdote consumido por las visiones de Huitzilopochtli, en una reinterpretación del Joker como símbolo del fanatismo ritual. Álvaro Morte interpreta a Hernán Cortés, convertido en una especie de Dos Caras, con el rostro marcado por su ambición y su rol en la colonización.

También aparecen adaptaciones de Catwoman, Poison Ivy y otros personajes clásicos, todos filtrados a través de la estética y mitología mexica.

¿Reescribir la historia o imaginar desde el sur?

Desde su anuncio en 2022 en el Festival de Cine de Guadalajara, Batman Azteca llamó la atención por su equipo mayoritariamente mexicano y el cuidado cultural detrás del guión y la animación. Incluso se contó con asesoría del experto en etnohistoria Alejandro Díaz Barriga para asegurar que el relato no cayera en clichés.

Pero la propuesta no ha sido recibida sin controversia. En redes sociales, especialmente entre usuarios españoles, no faltaron las críticas que califican a la cinta como “hispanofóbica” o “propaganda ideológica”. Para algunos, la representación de los conquistadores como antagonistas “distorsiona la historia”. Para otros, se trata simplemente de una respuesta creativa desde una región históricamente narrada por otros.

La discusión es sintomática. Lo que Batman Azteca pone sobre la mesa es algo que va más allá del cine: ¿quién tiene derecho a contar la historia? ¿Puede un superhéroe de occidente convertirse en símbolo de la resistencia indígena?

Una apuesta estética y simbólica

Visualmente, la película abandona el hiperrealismo para sumergirse en la estética de los códices: colores terrosos, geometría sagrada, jade y obsidiana. Cada escena está cargada de símbolos, como si el storyboard hubiera pasado por la mano de un tlacuilo. No es solo un homenaje: es una reapropiación.

Originalmente pensada para plataformas de streaming, Batman Azteca llegará a cines mexicanos el 18 de septiembre de 2025, un cambio significativo que responde, quizá, al potencial simbólico y visual del proyecto.

¿Qué representa este Batman?

Más allá del murmullo entre haters y defensores, esta película plantea una narrativa alternativa: no para borrar, sino para imaginar. Desde el sur global, desde la historia no contada en las grandes franquicias. Si algo incomoda, es porque toca fibras históricas aún sensibles.
Y sí, tal vez no a todos les guste ver al Caballero de la Noche enfrentarse a los conquistadores. Pero quizás justo por eso Batman Azteca ya ganó una batalla: la de poner el debate sobre la mesa.


También en Pijama Surf: Netflix anuncia «Fixed», la nueva serie animada para adultos de Genndy Tartakovsky


Imagen de portada: Hollywood Reporter