En tiempos donde la palabra aún no se escribía con tinta sino con piedra, el Ogham emergió como un sistema de escritura compuesto por líneas y cortes grabados en superficies verticales —principalmente en los bordes de monolitos— para comunicar nombres, posesiones y linajes. Este alfabeto fue utilizado entre los siglos IV y X d.C. en Irlanda y partes de Gran Bretaña, y su diseño, formado por combinaciones de trazos rectos respecto a una línea central, lo hace uno de los sistemas más enigmáticos y visualmente distintivos de la historia europea.
La versión original constaba de 20 letras, organizadas en cuatro grupos de cinco. Con el tiempo se añadieron cinco signos más y nació un quinto grupo. Cada familia de signos tomaba su nombre de la primera letra. Hoy sobreviven unas 400–500 inscripciones dispersas por Irlanda y Gran Bretaña; la mayor concentración está en Pembrokeshire. También se hallan ejemplos en el sureste irlandés, Escocia, las Orcadas, la isla de Man y las costas de Devon y Cornualles.
Se grababa sobre madera o piedra para anotar irlandés arcaico, galés antiguo o latín. Su tradición medieval, la Briatharogam (“palabra ogham”), asignaba un árbol a cada signo, de ahí el apodo arbóreo. La mayoría de las inscripciones registran nombres propios o marcas de propiedad: la huella territorial de clanes y linajes.
•Ogham, o fascinante alfabeto rúnico irlandês do século IV-X. ᚛ᚑᚌᚐᚋ᚜ 🇮🇪 pic.twitter.com/YvJwgltZmb
— 𝑀𝑖𝑔𝑢𝑒𝑙 🇧🇷 (@Miguelvaz1500) June 19, 2025
Las raíces de Ogham inspiran más preguntas que certezas. Cuatro hipótesis dominan el debate académico:
Cifrado antiromano (Carney y MacNeill). Ogham habría surgido como escritura críptica irlandesa, útil en contextos políticos, militares o religiosos para mantener a los lectores de latín al margen.
Orgullo cristiano temprano (McManus). Los primeros cristianos de Irlanda lo habrían diseñado para plasmar sonidos gaélicos que el alfabeto latino no conseguía reflejar.
Alianza celta-romana. Inventado en el oeste de Gales (siglo IV d.C.) para vincular el alfabeto latino con la lengua irlandesa, en un contexto de matrimonios mixtos entre romanos y britanos. Ello explicaría las inscripciones bilingües (irlandés-latín britónico).
Génesis druídico (Macalister). Creado en la Galia Cisalpina hacia el 600 a.C. por druidas que usaban señas manuales convertidas luego en trazos escritos. Teoría sugerente, pero sin respaldo arqueológico sólido.
Los textos medievales ampliaron la leyenda. El **Lebor Gabála Érenn **(siglo XI) y el **Auraicept na n-Éces **(siglo XV) cuentan que Ogham nació tras la caída de la Torre de Babel. El **Libro de Ballymote **(1390-91) incluso enumera 92 modos secretos de escribirlo: un bestiario criptográfico para iniciados.
Así, entre la erudición y el mito, Ogham permanece: líneas y muescas que convierten cada canto de piedra en una página, recordándonos que, antes que tinta, la palabra fue golpe de cincel y diálogo con la roca.