¿Y si la naturaleza escondiera una quinta fuerza? El enigma atómico que podría reescribir la física
Ciencia
Por: Carolina De La Torre - 06/19/2025
Por: Carolina De La Torre - 06/19/2025
A veces, lo que agita las bases del universo no es una explosión ni un destello, sino una desviación milimétrica en un gráfico. Un susurro entre electrones y neutrones que no debería estar ahí. Una imperfección en la simetría. Un error que, de ser cierto, nos obliga a replantearlo todo, porque quizás no eran cuatro.
Gravedad, electromagnetismo, fuerza fuerte y fuerza débil: las cuatro interacciones fundamentales que, hasta ahora, se creía gobernaban la danza cósmica de toda la materia. Pero un nuevo experimento, tan preciso como una gota suspendida en el vacío, ha registrado una anomalía en el comportamiento de isótopos de calcio que no encaja con las reglas del juego. Como una nota disonante en una sinfonía escrita hace décadas, esa desviación podría ser la pista de una quinta fuerza de la naturaleza. Una que no habíamos visto, pero que siempre estuvo ahí.
La historia no se escribió en un laboratorio monumental ni en un colisionador de partículas estruendoso. Fue en el silencio meticuloso de un experimento atómico donde un grupo internacional de científicos midió con una precisión inusual cómo los electrones saltaban entre niveles de energía en distintos isótopos del calcio. Construyeron un King plot (una especie de huella digital energética entre los isótopos) esperando encontrar la línea recta que predice el modelo estándar de la física. Pero no. La línea se curvó.
Esa curvatura, esa anomalía, tiene un nivel de significancia estadística altísimo. Y si no es un error de cálculo, si no es un fenómeno ya conocido como la polarización nuclear, podría estar hablándonos de una interacción aún no descrita: un intercambio sutil entre electrones y neutrones, mediado quizás por un bosón desconocido. Una nueva partícula. Una nueva fuerza.
Un misterio escondido en el calcio: La quinta fuerza que podría cambiar la física https://t.co/ZbS92Mxlsr
— Gizmodo en Español (@GizmodoES) June 19, 2025
La física siempre ha avanzado a partir de grietas en sus propios muros. La luz que no se doblaba como debía, la órbita de Mercurio que se escapaba por un milímetro. Ahora, el mismo principio podría aplicarse a este fenómeno. No es el hallazgo de una nueva partícula, pero sí el hallazgo de los límites de lo que sabemos. Y eso, en ciencia, es el principio de todo.
Los investigadores utilizaron tecnologías de frontera: espectroscopía cuántica de altísima resolución, trampas de iones, relojes atómicos, espectrómetros Penning... Instrumentos capaces de registrar lo invisible. Herramientas diseñadas para escuchar lo que no grita.
Una de las teorías que podría explicar esta desviación propone la existencia de un bosón tipo Yukawa, una partícula hipotética que actuaría como mediadora de esta fuerza desconocida. Un mensajero entre el núcleo y su nube electrónica, cuyas señales serían tan sutiles que solo un experimento como este podría haberlas captado.
No es casualidad que la ciencia mire hacia estos rincones. Hace tiempo que el modelo estándar no explica lo inexplicable: la materia oscura, la energía oscura, las asimetrías entre materia y antimateria. Sabemos que falta algo. Lo buscamos en lo inmenso del cosmos, pero quizás estaba oculto en lo ínfimo. En un electrón que no cae donde debería. En un neutrón que siente algo más.
Todavía no se puede afirmar con certeza que hemos encontrado una nueva fuerza. Podría tratarse de un fenómeno mal comprendido dentro de lo que ya conocemos. Pero si no lo es —si esto resulta ser el principio de una quinta interacción fundamental— estaríamos ante uno de los descubrimientos más trascendentales desde que el ser humano entendió que todo lo que existe se mantiene unido por hilos invisibles.
Y es que el universo no siempre revela sus secretos en forma de cataclismo. A veces lo hace como una imperfección elegante. Como una línea que no es tan recta. Como una duda que se convierte en posibilidad.
Una quinta fuerza. Es pronto para nombrarla, pero no para imaginarla.