Este 20 de junio, justo a las 20:42 horas (tiempo del centro de México), el cielo marcará un momento clave, el solsticio de verano. Más que una efeméride astronómica, este evento simboliza un umbral solar que ha sido celebrado durante siglos por culturas que veían en el cielo no solo un calendario, sino una brújula espiritual.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), esta será la hora exacta en la que el hemisferio norte experimentará el día más largo del año, cuando el Sol alcanza su punto más alto en el cielo y parece detenerse antes de iniciar su descenso. Ese instante abre oficialmente la puerta al verano astronómico, que se extenderá hasta el equinoccio de otoño en septiembre.
Pero más allá de la ciencia, en México el solsticio de verano también es una fecha cargada de simbolismo. Año con año, personas de todas partes del país acuden a sitios arqueológicos como Chichén Itzá, Teotihuacán o Monte Albán para conectar con esta energía solar, realizar rituales de renovación y observar el cielo con un espíritu contemplativo y según varias culturas mesoamericanas, este momento se vinculaba con la fertilidad de la tierra y el renacer del fuego interior.
Aunque es común creer que el solsticio marca el punto más ardiente del verano, esto no es del todo cierto. Si bien ese día es cuando el Sol proyecta su luz durante más horas, las temperaturas más intensas suelen llegar semanas después, durante julio o agosto. Esta diferencia se debe a un fenómeno conocido como inercia térmica: la Tierra, sus océanos y la atmósfera necesitan tiempo para absorber y liberar el calor acumulado.
En el caso de México, las ciudades del norte —como Monterrey o Chihuahua— tendrán días un poco más largos que las del sur, como Oaxaca o Chiapas. Esto ocurre por la inclinación del planeta y su latitud: mientras más cerca del Ecuador, más uniformes son los cambios en la duración del día y la noche.
El solsticio de verano es un recordatorio para detenerse, observar y reequilibrar. Desde una visión holística, representa el punto álgido del ciclo solar, un momento para celebrar la plenitud, la cosecha espiritual y la claridad.
Este 20 de junio, es el poder del solsticio: cuando ciencia, tradición y percepción se alinean.
