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Miles de protestantes salieron a las calles para reclamara el alza de precios en servicios, productos y vivienda debido a la gran masificación el turismo en el Viejo Continente

Este domingo, miles de ciudadanos de distintos puntos de Europa salieron a las calles para protestar contra la masificación turística, un fenómeno que, aunque benéfico para la economía, está dejando un alto costo social y urbano. En España, país que recibió 94 millones de visitantes durante 2024 —un 10% más que el año anterior— las protestas se hicieron sentir con fuerza en ciudades como Barcelona, Granada, San Sebastián y especialmente Palma de Mallorca, donde se registró la movilización más numerosa.

Unas 8 mil personas marcharon bajo el lema “Por el derecho a una vida digna”, la manifestación recorrió las principales calles del centro histórico. La plataforma organizadora, Menys Turisme, Més Vida, expresó su rechazo al modelo de crecimiento desmedido que, según sus miembros, ha puesto en riesgo el acceso a la vivienda, ha desplazado a residentes locales y ha trastocado por completo la vida cotidiana en las islas Baleares.

En Barcelona, la manifestación adquirió otro tinte, pues algunos manifestantes rociaron con agua a turistas que se encontraban en terrazas o caminando por las calles, y colocaron pegatinas en tiendas de lujo declarando que los visitantes “no eran bienvenidos”. A su paso por la Sagrada Familia, el ícono arquitectónico de Gaudí, la protesta culminó con petardos y una densa columna de humo rojo frente a un cordón policial. 

Frases como “Tu Airbnb solía ser mi hogar” o “El turismo mata la ciudad” se vieron en pancartas que reflejaban la frustración de los residentes. Muchos señalan que los alquileres se han disparado y que las condiciones de vida se han precarizado debido a la presión turística y a la llegada masiva de expatriados con mayor poder adquisitivo.

Sin embargo, varias voces como la de Elena, una bióloga marina local señalan que  “El problema no son los turistas individuales, sino la falta de regulación”, comentó para la cadena de televisión BBC. 

 

En respuesta a estas presiones ciudadanas, el gobierno municipal de Barcelona ha anunciado una medida inédita. Se trata de la eliminación de todas las licencias de vivienda turística para 2028, lo que dejará sin efecto alrededor de 10 mil permisos. 

Las manifestaciones no se limitaron a España. En países como Italia y Portugal también se registraron movilizaciones similares, menos numerosas pero igualmente significativas. Las demandas convergen en un punto común: repensar el modelo turístico para que no acabe devorando a las propias ciudades que lo alimentan. 


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Imagen de portada: Reuters