#TelevisaLeaks: una operación masiva de manipulación mediática y qué lecciones nos está dejando
Sociedad
Por: Yael Zárate Quezada - 05/03/2025
Por: Yael Zárate Quezada - 05/03/2025
La filtración masiva conocida como Televisa Leaks, revelada por el equipo de investigación encabezado por la periodista Carmen Aristegui el pasado 29 de abril, no solo expuso una compleja red de manipulación mediática orquestada desde las entrañas de una de las empresas de comunicación más poderosas de América Latina, también dejó al descubierto la necesidad de repensar nuestro rol como usuarios, espectadores y ciudadanos en la era de la hiperinformación.
La historia reveló que al interior de Televisa Chapultepec se fraguaban “black ops” ("operaciones encubiertas") con un equipo de trabajo llamado “Palomar” que se dedicaba a construir noticias a modo y que operaban ejércitos de bots y páginas web disfrazadas de medios independientes.
En medio de esta revelación resulta necesario detenernos y reflexionar al respecto de ciertas preguntas al respecto de nuestra relación con los medios de información. ¿Qué tanto permitimos que nos manipulen? ¿Cómo elegimos en qué creer y qué compartir?
A continuación compartimos una serie de lecciones que Televisa Leaks deja al descubierto y que pueden ayudarnos a leer con más conciencia los contenidos que consumimos todos los días.
Televisa Leaks confirma lo que muchos sospechaban pero pocos podían probar con documentos: que existe una relación directa entre medios masivos de comunicación, élites políticas y grandes empresarios. La producción de noticias dejó de ser un ejercicio periodístico para convertirse, en varios casos, en un instrumento estratégico al servicio de intereses particulares. Cuando una televisora actúa como operador político, se rompe la barrera entre información y propaganda.
En un ecosistema saturado de información, asumir que todo lo que se publica tiene el mismo valor o la misma intención puede llevarnos directo a la manipulación. Hoy, ser consumidor de contenidos implica también ser editor, curador y crítico, es decir, nos convierte en actores activos y no en simples consumidores pasivos. Verificar fuentes, contrastar versiones, o preguntarse quién se beneficia de determinada noticia debería ser parte de nuestros hábitos digitales diarios.
Uno de los hallazgos más inquietantes de Televisa Leaks es la naturalización de contenidos pagados que se presentan como notas informativas. Desde perfiles en redes sociales hasta noticieros de alcance nacional, los contenidos diseñados por agencias como Metrics to Index no tienen la apariencia de anuncios, sino de opiniones legítimas, investigaciones periodísticas o análisis imparciales. La delgada línea entre marketing y verdad se vuelve casi invisible si no aprendemos a detectarla.
La filtración y amplificación de temas personales —como el caso del video íntimo del futbolista Zague o las acusaciones falsas contra el hijo de un magistrado— no solo expone un uso sin ética de la información, sino también una estrategia de distracción y desprestigio. El problema no es solo la filtración, sino la decisión editorial de convertir temas particulares en escándalos públicos con fines políticos o empresariales.
En 1787, el político anglo-irlandés Edmund Burke señaló durante un debate en la Cámara de los Comunes del Reino Unido que la prensa representaba el "cuarto poder", sólo después de la Iglesia, la nobleza y la política. Más de 200 años después cabe preguntarnos si este lugar de los medios de comunicación aún corresponde a ese cuarto escaño o si más bien ha ganado terreno.
Con la capacidad de moldear opiniones, influir en decisiones políticas y desviar la atención de asuntos relevantes, los medios han dejado de ser simples observadores del poder para convertirse en actores principales.
Sí, el caso de Televisa Leaks expone nombres, estructuras y estrategias, pero también expone algo mucho más delicado y eso es el camino agrietado de una democracia informativa. ¿A quién le depositamos nuestra confianza en la veracidad de los hechos? Sobre todo cuando a partir de ahí germinan ideas y opiniones que definen el rumbo colectivo de nuestras acciones.