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Anna es un robot masajista con inteligencia artificial que ofrece tratamientos personalizados en Mariánské Lázně y que combina tradición termal y tecnología médica.

La localidad checa de Mariánské Lázně ha dado un paso hacia el futuro del bienestar. El hotel Centrální Lázně, operado por Ensana Health Spa Hotels, se ha convertido en el primero del país en incorporar una masajista robótica con inteligencia artificial. Su nombre es Anna.

Este innovador sistema, técnicamente llamado Rocozyer, no solo representa un avance tecnológico, sino una nueva forma de entender el cuidado corporal. La información indica que Anna ofrece una experiencia de doble tratamiento en una sola sesión: masaje mecánico para aliviar la tensión muscular y terapia de radiofrecuencia profunda para estimular los tejidos, fomentar la regeneración celular y favorecer la producción de colágeno. El resultado se traduce en una piel más firme y un cuerpo más relajado.

A diferencia de otros dispositivos automatizados, Anna no opera de forma genérica. Gracias a un sofisticado sistema de reconocimiento corporal en 3D y a seis articulaciones móviles, puede adaptarse con precisión a las características físicas de cada huésped. Esta personalización permite que cada tratamiento se ajuste a las necesidades individuales, con resultados más eficaces y seguros.

La llegada de Anna responde a la visión de Ensana Hotels de integrar tecnología avanzada sin dejar de lado la tradición. Con 28 hoteles en seis países europeos, el grupo apuesta por una combinación entre terapias naturales, medicina moderna y soluciones tecnológicas para ofrecer experiencias de bienestar más completas.

De acuerdo con Dominik Mach, fisioterapeuta jefe de Ensana, el objetivo de introducir a Anna no es reemplazar el toque humano, sino ampliar las posibilidades de cuidado y ofrecer una alternativa precisa, constante y complementaria. La innovación, dice, puede ser una aliada para quienes buscan relajación, recuperación física o simplemente una nueva forma de experimentar el bienestar.

La incorporación de inteligencia artificial en espacios tradicionalmente ligados al cuidado humano puede generar preguntas, pero también abre oportunidades. Tal vez el verdadero reto no sea elegir entre manos humanas o circuitos, sino construir un bienestar que combine lo mejor de ambos.


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Imagen de portada: Christina House