Químicos en plásticos comunes podrían alterar tu reloj biológico, revela estudio
Salud
Por: Carolina De La Torre - 05/28/2025
Por: Carolina De La Torre - 05/28/2025
Una nueva investigación sugiere que ciertos químicos presentes en plásticos de uso cotidiano podrían alterar el ritmo circadiano del cuerpo humano de forma similar a la cafeína. El estudio, realizado en células humanas en laboratorio, observó que estas sustancias pueden modificar la función del receptor de adenosina, un componente clave en el reloj biológico que regula el sueño, el estado de alerta y otras funciones fisiológicas.
Los investigadores analizaron compuestos extraídos de objetos comunes como sondas de alimentación hechas de PVC y bolsas de hidratación de poliuretano. Estos materiales también se encuentran en productos como juguetes, empaques de alimentos y muebles. Según los hallazgos, la exposición a ciertos químicos del plástico puede provocar un desfase del reloj interno de hasta 17 minutos.
Aunque ese cambio pueda parecer mínimo, los autores del estudio advierten que incluso alteraciones leves en el ciclo sueño-vigilia pueden tener repercusiones importantes en la salud, desde trastornos del sueño hasta un mayor riesgo de enfermedades metabólicas, inmunológicas e incluso cáncer.
El reloj interno es, según el investigador Martin Wagner, “increíblemente importante para la fisiología y la salud general”, aunque reconoció que aún se necesita más investigación para entender las consecuencias específicas de la exposición a estos compuestos. Wagner es coautor del estudio e investigador químico del plástico en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología.
Los autores también advierten que los resultados refuerzan la evidencia de que los plásticos contienen compuestos que pueden generar una amplia gama de efectos tóxicos. Por ello, consideran urgente un cambio profundo en el diseño y la producción de estos materiales para garantizar su seguridad. Los hallazgos fueron publicados en la revista revisada por pares Environmental International.
De acuerdo con estudios publicados en la revista Brain Medicine, los microplásticos en alimentos ultraprocesados se acumulan en el cerebro, contribuyendo a depresión, demencia y otros trastornos mentales.
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A diferencia de investigaciones previas que se enfocaban en los efectos hormonales de los plásticos, este estudio puso el foco en las señales celulares. En este caso, los químicos activaron el receptor de adenosina en lugar de bloquearlo, como lo hace la cafeína. Sin embargo, el resultado fue similar: una interferencia en el mensaje que indica al cuerpo cuándo es momento de dormir o despertar.
Aunque se trata de una investigación in vitro, los expertos planean continuar con estudios en organismos vivos, como peces cebra, para entender mejor los efectos fisiológicos de estos químicos. También buscan identificar cuáles de las miles de sustancias presentes en materiales como el PVC son responsables del daño.