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Durante 2024, 3 millones de personas más visitaron museos en el país respecto al año anterior. Aunque crece la afluencia, el acceso aún está marcado por el nivel educativo y la concentración geográfica

En tiempos donde todo urge y poco permanece, más personas encontraron refugio en los museos. Según cifras del INEGI, en 2024 se registraron 51.5 millones de visitas a museos en México, lo que representa un incremento de 3.1 millones respecto a 2023, cuando la cifra fue de 48.4 millones. Un crecimiento del 6.4% que sugiere una recuperación paulatina del interés por estos espacios.

La Ciudad de México se mantuvo como el epicentro cultural del país, con 26.1 millones de visitantes, seguida por Nuevo León (4.4 millones) y el Estado de México (2.4 millones). Juntas, estas tres entidades concentraron el 64% de las visitas a nivel nacional. En comparación, en 2023, la capital y Nuevo León también lideraban, aunque entonces Puebla ocupaba el tercer lugar.

La distribución de servicios y acceso se mantuvo casi sin cambios. Casi 6 de cada 10 museos fueron gratuitos (59.4%), y cerca de uno de cada cinco (18.8%) abrió sus puertas sin costo ciertos días de la semana. El 88.4% ofreció visitas guiadas y el 50% actividades artísticas y culturales, cifras muy similares a las de 2023.

También se mantuvo constante el perfil de quienes cruzan esas puertas: el 60.8% de los visitantes en 2024 tenía nivel superior de escolaridad, apenas un punto porcentual más que el año anterior (59.4%). Aunque esta proporción revela un público con cierto grado de capital educativo, también deja claro que el acceso al museo no está distribuido de manera equitativa.

Los datos del INEGI también revelan lo que muchas veces no se dice: por qué no se visita un museo. En 2023, los principales motivos señalados fueron la falta de cultura o estímulo educativo desde casa, la escasa difusión y la falta de interés o motivación. Aunque no se actualizó esta información para 2024, estas razones siguen resonando como barreras estructurales.

Ir a un museo no debería ser una excepción, ni un lujo. Debería ser parte del derecho al tiempo lento, al asombro, al pensamiento. Y aunque las cifras mejoraron este año, también nos recuerdan lo mucho que aún falta para hacer de la cultura un territorio verdaderamente común.


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Imagen de portada: INBAL