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En una época como la nuestra, donde los monstruos resurgen en forma de algoritmos, noticias falsas o influencers disfrazados de profetas, Gramsci se convierte en un espectro necesario; no para repetirlo como dogma, sino para escucharlo como advertencia. Su pensamiento no es un museo: es un mapa inacabado

A propósito de su mención en el video de Martha Higareda en el que habla de marxismo, recordemos quién es Antonio Gramsci; hay nombres que resuenan como campanas oxidadas en el inconsciente colectivo: viejos, olvidados, pero cargados de un eco que estremece cuando se nombra. Gramsci. Un apellido que en la boca de muchos no dice nada, pero que en el trasfondo de la historia arde como pólvora dormida.

Un pensador que escribió desde la celda

Gramsci no fue solo un filósofo. Fue un hombre pequeño de cuerpo, pero colosal en pensamiento, encerrado por un régimen que temía no su voz, sino la semilla de sus ideas. En 1926, el régimen fascista de Benito Mussolini lo apresó bajo cargos de conspiración y propaganda subversiva. En el juicio, un fiscal pronunció la célebre frase: “Debemos impedir que este cerebro funcione durante al menos veinte años”.

Escribió desde una celda, entre el óxido del encierro y el polvo de las esperanzas mutiladas. Su mente, sin embargo, cruzó los barrotes y se convirtió en uno de los faros más luminosos del pensamiento crítico contemporáneo.

"El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos." escribió en uno de sus Cuadernos de la cárcel. No hay frase más vigente, más punzante, más adecuada para este tiempo de nieblas.

La hegemonía no grita, susurra

Gramsci entendió que las guerras no solo se libran con balas. Que la verdadera trinchera se encuentra en el lenguaje, en las aulas, en las canciones que tarareamos sin pensar. Habló de hegemonía cultural como el arte sutil de dominar sin cadenas, de moldear los sueños del pueblo para que ni siquiera deseen rebelarse. El poder no necesita gritar cuando ha logrado infiltrarse en la forma en que entendemos el amor, el éxito o la libertad.

Transformar la sociedad civil

El italiano, nacido en una isla pobre y quebrada, con la columna encorvada y los pulmones enfermos, fue uno de los primeros en señalar que no basta tomar el Estado: hay que transformar la sociedad civil, esa maraña de creencias, medios, iglesias, intelectuales y hábitos donde se cocina el sentido común. Ahí donde se instala el "así son las cosas" como un dogma que no se discute.

Intelectuales orgánicos y bloque histórico

Gramsci también nos habló de los intelectuales orgánicos, esos que no pontifican desde las alturas, sino que emergen del barro de su clase, de sus luchas, y hablan con la voz áspera del pueblo. Los verdaderos enemigos del conformismo, los alquimistas del pensamiento popular.

Su teoría del bloque histórico propuso una alquimia de alianzas entre obreros, campesinos, artistas e ideas, una conjura contra el desgaste del tiempo, un intento de parir ese "nuevo mundo" que todavía grita en el vientre de la historia. Porque como lo supo Gramsci, las revoluciones no siempre explotan: a veces se cuecen a fuego lento en la conciencia colectiva.

 

Las tres principales obras de Antonio Gramsci

Cuadernos de la cárcel (1929–1935)

Una serie de textos escritos durante su encarcelamiento. Aquí desarrolla sus ideas sobre hegemonía, intelectuales orgánicos, bloque histórico y más.

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Cartas desde la cárcel (1947)

Una colección de cartas personales que revelan la dimensión humana y ética de su pensamiento, así como su lucha por mantenerse intelectualmente activo en prisión.

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Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno (1949)

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Reflexiones sobre el poder político y la estrategia revolucionaria.

 

Un espectro necesario en tiempos de monstruos

En una época como la nuestra, donde los monstruos resurgen en forma de algoritmos, noticias falsas o influencers disfrazados de profetas, Gramsci se convierte en un espectro necesario. No para repetirlo como dogma, sino para escucharlo como advertencia. Su pensamiento no es un museo: es un mapa inacabado.


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Imagen de portada: Jacobin Revista