Madres buscadoras: las mujeres que recorren México en busca de los restos de sus hijos
Sociedad
Por: Carolina De La Torre - 05/09/2025
Por: Carolina De La Torre - 05/09/2025
En un país donde la tierra es tumba y la justicia es un eco hueco, nacen las madres buscadoras. No por elección, sino porque alguien debe hacer el trabajo que el Estado ha decidido abandonar. Son mujeres arrancadas del cotidiano, empujadas a la intemperie del dolor, convertidas en rastreadoras de huesos bajo el sol inclemente de un país podrido de impunidad.
Las madres buscadoras no son heroínas por voluntad: lo son por desesperación. Por una rabia que les arde en el pecho porque sus hijos se volvieron cifras, expedientes empolvados, rumores de fosa. En México, la desaparición forzada no es una excepción: es la regla. Y la indiferencia, la política de Estado.
La violencia ha sido normalizada con una eficiencia escalofriante. Las víctimas son deshumanizadas, reducidas a “casos”. La madre que busca estorba. Incomoda. Porque evidencia que las instituciones no buscan, no investigan, no protegen. Y porque a veces, esas mismas instituciones son cómplices. Policías, fiscalías, presidentes municipales, gobernadores. El crimen se viste de cargo público, y la verdad es una amenaza que debe enterrarse también.
☠️ OTRO CAMPO DE EXTERMINIO ❌
— El MUNDO DEL NARCO (@ELMUNDODELNARCO) May 3, 2025
🥺 En #Ixtlahuacán #Colima
🔴 Madres Buscadoras de Sonora:
"Hoy encontramos 6 cuerpos, todos ocultos entre la tierra y el dolor con que se fueron de este mundo. Estábamos caminando sobre un panteón clandestino. pic.twitter.com/ZxKtTAYOWv
Fundación: 2019
Fundadora: Ceci Patricia Flores Armenta
Motivo: Desaparición de sus hijos Marco Antonio y Jesús Adrián
Logros: Más de 1,000 restos humanos localizados. A pesar de amenazas, balaceras, y el abandono gubernamental.
Fundación: 2013
Fundadora: María Herrera Magdaleno, madre de cuatro hijos desaparecidos
Logros: Red nacional de familias buscadoras. Reconocida internacionalmente por gritar lo que aquí se intenta silenciar.
Fundación: 2014
Logros: Colinas de Santa Fe: más de 300 cráneos recuperados. Una fosa tan grande que duele hasta el lenguaje.
Más de 125,000 personas desaparecidas. Más de 52,000 cuerpos sin identificar en morgues. Cada número es una familia desgarrada, una silla vacía, un nombre que ya no se pronuncia sin temblor. Pero al sistema eso no le importa. Lo que no se cuenta, no existe. Y lo que se cuenta, se diluye en la estadística.
En Jalisco, el propio presidente municipal de Teuchitlán fue detenido por presuntos vínculos con un centro de exterminio. En Veracruz, las madres escarban con palas prestadas mientras los recursos federales para la búsqueda son devueltos por los gobiernos estatales.
💳 Uno de los cuerpos tenía entre sus manos una credencial de elector: la de su madre, Aurora Meléndez Herrera. Según el colectivo, Doña Aurora, originaria de Yécora, Sonora, murió buscando a su hijo desaparecido.
— La Silla Rota (@lasillarota) May 4, 2025
📸 Madres Buscadoras de Sonora pic.twitter.com/09CphcewjI
Mientras las madres rastrean con varillas y fe, el Estado se lava las manos con conferencias, con promesas huecas, con simulaciones. La maquinaria institucional está hecha para administrar la desaparición, no para revertirla. Ellas, sin presupuesto, sin seguridad, sin descanso, hacen lo que ningún gobierno ha querido hacer: buscar. Resistir. Amar más allá del miedo.
Y aún así, no se les escucha. Se les invisibiliza. Se les criminaliza. Se les niega incluso el derecho a la esperanza. Reciben amenazas constantes, mensajes anónimos, balazos al aire. Algunas han sido asesinadas. A otras también se las ha tragado la tierra: como Aranza Ramos, madre buscadora de Sonora, asesinada en 2021; o Teresa Magueyal, asesinada en Guanajuato en 2023, mientras buscaba a su hijo desaparecido. En este país, ser madre es también ser detective, forense, periodista, activista. Porque aquí la maternidad no garantiza vida. Porque aquí, el amor también se entierra.
No, las madres buscadoras no deberían existir. El hecho de que existan es la prueba más brutal de que el Estado mexicano ha renunciado al poco o mucho sentido de justicia. Y lo peor: nos está arrastrando con él. Porque permitir que sigan buscando solas, es permitir que el horror se vuelva costumbre. Y eso, no se puede permitir si aún queda algo de alma en este país.
Estas son las madres buscadoras a las que el Estado está criminalizando.
— Vero (@Funesta) March 21, 2025
Las que se ponen de rodillas y tocan el piso con sus manos buscando tumbas con la esperanza de encontrar los restos de los suyos.
Que nos duela su dolor.
Vídeo: Roberto Hernándezpic.twitter.com/3Ds9IOFhzy