La muerte del papa Francisco a los 88 años ha dejado al Vaticano y al mundo católico en un momento de introspección, pero también de expectativa. En las próximas semanas se reunirá el cónclave que elegirá al nuevo líder espiritual de más de 1,300 millones de católicos. Y entre los nombres que suenan con fuerza hay uno que podría marcar un antes y un después: Peter Turkson, el cardenal ghanés que podría convertirse en el primer papa negro en más de 1,500 años.
Peter Turkson, de 76 años, no es nuevo en los pasillos del Vaticano. Ha sido una figura clave durante los últimos tres papados y destaca por su enfoque global, su postura ética firme y una sensibilidad social notable. Ha denunciado con contundencia la corrupción, la desigualdad económica, el cambio climático y la violencia estructural que afecta a millones en África y en el mundo.
Al mismo tiempo, Turkson ha defendido muchas de las enseñanzas tradicionales de la Iglesia, como el sacerdocio reservado a hombres y el matrimonio heterosexual. Pero también ha mostrado una actitud pastoral más abierta respecto a temas como los derechos LGBTQ+, señalando que muchas leyes en países africanos son excesivamente punitivas. Esa mezcla de firmeza doctrinal y compasión social lo convierte en una figura de consenso entre conservadores y progresistas católicos.
Nacido en Nsuta-Wassaw, Ghana, en 1948, Turkson ingresó al seminario a los 14 años. Se formó en Ghana, Estados Unidos y Roma, y fue ordenado sacerdote en 1975. En 1992, fue nombrado obispo por Juan Pablo II, y luego arzobispo de Cape Coast. Ha dirigido conferencias episcopales, ha sido prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, y más recientemente, fue designado canciller de las academias pontificias de Ciencias y Ciencias Sociales.
Su carrera no ha estado marcada por escándalos ni polémicas, sino por una coherencia poco común: denunciar la desigualdad no como una idea, sino como un hecho moral intolerable.
La elección de Turkson significaría mucho más que una novedad simbólica. África es la región donde el catolicismo más crece, mientras Europa ve sus iglesias vaciarse. Tener un papa africano implicaría reconocer no sólo un giro demográfico, sino también una relectura profunda del mensaje cristiano en clave global y postcolonial.
Y sin embargo, la historia lo hace aún más significativo: el último papa de ascendencia africana fue Gelasio I, hace más de 1,500 años. El simbolismo de ver a un hombre negro al frente de una institución históricamente eurocéntrica sería innegable.
La muerte de Francisco ha revivido viejas profecías, en particular la del “Papa Negro” atribuida a Nostradamus. Según interpretaciones populares de sus enigmáticos cuartetos, el vidente francés predijo la llegada de un pontífice joven y de piel oscura tras la muerte de un papa anciano. El hecho de que el cardenal Turkson esté entre los favoritos para suceder a Francisco ha desatado una ola de especulación global, amplificada por redes sociales como X, TikTok y Facebook.
Además, muchos relacionan esta posible elección con otra antigua predicción: la del irlandés San Malaquías, quien enumeró una serie de 112 papas que culminarían con uno apodado "Petrus Romanus", destinado a guiar a la Iglesia durante un tiempo de gran tribulación. Francisco sería el número 111. El simbolismo de que el siguiente pontífice se llame Peter y provenga de África, una región donde el catolicismo crece vigorosamente, ha desatado teorías que oscilan entre la esperanza espiritual y el fatalismo apocalíptico.
Lejos de confirmar o negar dichas profecías, lo cierto es que su resonancia cultural habla de un deseo colectivo por encontrar significado en medio de un cambio de era. ¿Será Turkson la encarnación de una nueva etapa para la Iglesia? ¿O simplemente otro capítulo en la larga historia de un Vaticano que oscila entre lo terrenal y lo místico?
En tiempos de crisis moral, de retrocesos sociales y tensiones globales, la Iglesia católica enfrenta preguntas urgentes. ¿Puede hablar aún con autoridad sobre justicia, dignidad y compasión? ¿Puede representar verdaderamente al mundo desde Roma?
La figura de Peter Turkson no responde todas esas preguntas, pero sí las encarna. No se trata solo de si puede ser papa, sino de lo que su elección diría sobre la voluntad de la Iglesia de mirar al futuro con ojos abiertos.