Rómulo, Remo y… Khalessi: la nueva generación del «lobo terrible»
Ciencia
Por: Yael Zárate Quezada - 04/08/2025
Por: Yael Zárate Quezada - 04/08/2025
Casi han pasado treinta años desde que la oveja Dolly vio la luz por primera vez y con ella también los primeros destellos del potencial de la clonación. Esta pequeña oveja creada por los científicos Ian Wilmut y Keith Campbell, del Instituto Roslin de Edimburgo, en Reino Unido, fue un parteaguas en el avance científico y su creación fue una pequeña ventana donde la humanidad podía observar lo que hasta ese momento solo la ciencia ficción podía imaginar.
Dolly nació en 1996 pero falleció en 2003 a causa de una enfermedad pulmonar, por lo que tuvo que ser sacrificada mediante eutanasia. Aún así, a sus seis años y medio, logró desarrollarse y crecer como toda una oveja madura en lo que se puede considerar como un éxito en el campo de la ingeniería genética.
Hoy la historia de la oveja se convirtió en la del lobo, que –a manera de metáfora– podríamos decir que la experimentación dejó de ser presa y se convirtió en depredador con la llegada de Rómulo, Remo y Khalessi, tres cachorros de una especie conocida como “lobo terrible” o "lobo gigante" (Aenocyon dirus), que se encontraba extinta desde hace más de diez mil años.
La empresa Colossal Bioscience, fundada en 2021 y que actualmente cuenta con 130 científicos trabajando de manera activa es la responsable de esta llamada “desextinción”. Este 7 de abril dieron a conocer la noticia del nacimiento de dos cachorros machos modificados genéticamente para tener el mismo fenotipo de esta especie, por lo cual es importante mencionar que estos lobeznos son lo más parecido a la especie que se extinguió.
El Aenocyon dirus se extendía desde los bosques de América del Norte hasta los valles de Venezuela y Argentina durante el periodo del pleistoceno. Sin embargo, el cambio climático, la expansión de los seres humanos y la domesticación de animales herbívoros fueron sólo algunas de las razones por las que el lobo terrible se extinguió.
Para traer de vuelta al lobo terrible los investigadores de Colossal trabajaron con una combinación de biotecnología de frontera y ADN antiguo recuperado en condiciones óptimas. Primero reconstruyeron su mapa genético completo y, a partir de él, diseñaron un genoma funcional que fue introducido en células de lobos grises, una especie emparentada. A partir de ahí, se recurrió a perras domesticadas como madres gestantes. Así nacieron los tres primeros ejemplares de una criatura que se creía perdida para siempre.
Este acontecimiento marca un punto de inflexión en el debate bioético sobre el poder humano para revertir procesos naturales como la extinción. Aunque los cachorros no son técnicamente idénticos a los lobos terribles originales, su apariencia, comportamiento y características fisiológicas han sido diseñadas para emular lo más fielmente posible a los animales que alguna vez recorrieron las Américas en la era del Pleistoceno.
Los tres lobeznos, nacidos entre otoño e invierno pasados, viven ahora en un entorno protegido y alejado del ojo público. Se trata de una reserva natural de más de 800 hectáreas cuyo paradero se mantiene en secreto. Ahí se les alimenta con dietas especialmente preparadas para estimular sus instintos salvajes y adaptarlos a un estilo de vida acorde con su linaje prehistórico.
Sin embargo, el de los lobos no es un proyecto aislado. Colossal también busca devolver a nuestra época a otros íconos de la megafauna extinta como el mamut lanudo, el dodo y el tilacino (el enigmático tigre de Tasmania). Uno de sus avances más sorprendentes fue el desarrollo de un “ratón lanudo” con rasgos genéticos del mamut, lo que representa un paso intermedio en el camino hacia traer de regreso a ese gigante peludo.
Más allá del asombro científico, esta iniciativa también obliga a preguntarnos cuál es el verdadero objetivo de "recuperar" especies que desaparecieron hace miles de años. ¿Buscamos restaurar ecosistemas perdidos? ¿Es una forma de enmendar nuestros errores o una nueva forma de dominación sobre la naturaleza? Los científicos de Colossal Bioscience aseguran que traer de vuelta a estas especies podría contribuir a comprender mejor y poder prevenir la extinción de especies actuales como el lobo gris o el lobo rojo.
Mientras tanto, los nombres Rómulo, Remo y Khalessi no solo evocan mitos y narrativas épicas dignas de una escena de la prehistoria o del universo fantástico de Game of Thrones, sino que también nos enfrentan con una pregunta: si logramos traer de vuelta al lobo terrible, ¿qué más podríamos intentar "des-extinguir"?