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La expresión "craso error" proviene de Marco Licinio Craso, en la antigua Roma, cuya desastrosa campaña militar simbolizó equivocaciones históricas imperdonables

En algún momento de la vida probablemente has escuchado o incluso pronunciado la frase "craso error". Esta expresión suele aparecer cuando alguien comete un fallo monumental, uno de esos tropiezos que no tienen fácil remedio. Pero, ¿alguna vez te has preguntado de dónde viene realmente esta contundente manera de señalar un gran desacierto?

La respuesta nos lleva hasta la Antigua Roma, en tiempos de Marco Licinio Craso, uno de los hombres más ricos y poderosos de su época. Craso formó parte del famoso primer triunvirato junto a figuras como Julio César y Pompeyo, lo que lo colocaba entre la élite política y militar de Roma. Sin embargo, su ambición lo condujo a tomar una de las peores decisiones estratégicas de la historia: invadir Partia, el imperio que ocupaba el territorio de lo que hoy es Irán, sin la aprobación previa del Senado romano.

Como era de esperarse, el resultado fue catastrófico. En lo que se conoció como la batalla de Carras, las tropas de Craso fueron aplastadas por la caballería parta, famosa por su velocidad y destreza. Craso no solo perdió la vida en el enfrentamiento, sino que, según la leyenda, los partos vertieron oro fundido en su boca tras su muerte como burla a su avaricia, en un destino simbólico para alguien cegado por la codicia.

De ahí surgió la expresión crassus errare —literalmente, "errar gravemente"—, derivada del latín crassus, que significa "grueso" o "grande". Con el tiempo, la frase se simplificó a "craso error", usada para señalar equivocaciones de proporciones épicas.

Este no es el único ejemplo en la historia de un craso error. También está la fallida expedición de Napoleón en Rusia, que diezmó a su ejército, o la desafortunada apuesta de Kodak al ignorar el avance de la fotografía digital. Más recientemente, podemos pensar en decisiones como el rechazo de Blockbuster a comprar Netflix, un error que selló su caída en el olvido.

Al final de todo, equivocarse es parte de ser humano, pero cometer un craso error puede ser algo que la historia no te permita olvidar.


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Imagen de portada: Busto de Marco Licinio Craso (c.115-53 a.C.) Louvre, París, Francia / Bridgeman Images