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Una luna llena que además es microluna; una carta que habla de amor pero también de conflicto; un fuerte deseo de amar pero también una no menos intensa terquedad de no soltar… La «luna rosa» de este abril llega con muchas lecciones sobre el amor, la renuncia y la posibilidad de florecer a la luminosa sombra de las contrariedades y los retrasos

I. Preámbulo

¿Quién podría poner en tela de juicio que si a algo llegamos a esta tierra, es para amar con los ojos cerrados? El concepto de amor ha transgredido espacios y tiempos. Amar es necesario para evolucionar. Dentro de todas nuestras religiones, escuelas de pensamiento, corrientes espirituales e incluso doctrinas new age desde los mormones hasta El curso de milagros, no es posible eludirlo: la solución que todas y cada una de ellas proponen en última instancia es amar. 

 

II. «Los amantes» o «Los enamorados»

La carta de «Los enamorados», arcano seis en el Tarot de Thoth

La carta de «The Lovers» –traducida a veces en español como «Los enamorados» y otras como «Los amantes»– augura la presencia de Hermes Trismegisto en la vida del consultante, ese extrañísimo dios helénico producto de la unión de otros dos dioses y él mismo: el Thoth de los egipcios y el Hermes griego, pilar del hermetismo que sería tomado en la Edad Media como una fuente misteriosa de sabiduría y ocultismo, interventor de lo material en lo divino, personaje legendario de diversas tradiciones y maestro ancestral cuyo origen se confunde con el tiempo.

A pesar de lo que muestra a primera vista, la carta no sólo vaticina la unión de los opuestos, sino que especialmente anuncia la confrontación con las dualidades de los participantes del encuentro; puede ser un símbolo de unión, pero su aparición también presagia una posible situación de conflicto.

En el caso del Tarot de Thoth, la carta nos muestra una especie de nupcias entre la Emperatriz y el Emperador presididas por el Ermitaño como avatar o sucedáneo de Hermes Trismegisto. Es decir, el mismo dios Hermes, que en el resto de la baraja aparece difuminado y casi invisible, es en esta carta la señal de que la unión de esos amorosos estará regida por algo más allá de la percepción y el entendimiento humanos.

Por otro lado, la unión de la pareja está sellada por el huevo órfíco rodeado por una serpiente al pie y detrás de ellos, el cual a su vez está protegido por dos niños que a la vez que refuerzan la idea del vínculo entre dos partes, hablan del nacimiento de lo nuevo como efecto de ese matrimonio. A lado del niño de la izquierda hay un león que representa el arrojo del signo Leo y la masculinidad, mientras que al lado del niño de la derecha vemos una águila posada que corresponde a Escorpión, el signo más espiritual del zodíaco, que simboliza también la feminidad y la entrega a los sentimientos más puros y más pasionales. Asimismo, tomados como pareja, esos dos pequeños niños que cortejan a los emperadores son también Caín y Abel, Rómulo y Remo, la hermandad y la envidia, la honestidad y la competencia convocados aquí para encarnar el juego de los enamorados que perecen por no verse y al tenerse cerca intentan comerse el uno al otro, sin lograrlo, y que sucesivamente volverán a intentarlo en su anhelo de completarse. Por encima de toda esta escena se eleva Cupido, simbólico por sí mismo pero además representación en este caso Sagitario, el signo que se caracteriza por hablar claro y directamente y por ello mismo… provocar contrariedades. 

Como depositaria del signo Géminis, esta carta está auspiciada por el dios Jano, aquella imagen que los romanos acostumbraban poner a las afueras de su casas y que tenía dos caras, una que veía al que entraba y otra al que salía. Al igual que Piscis, Géminis es el signo de las dualidades, pero hay algo en él que le es exclusivo: guarda un gran secreto. Géminis casi siempre termina relacionándose con alguien que lo ama más de lo que él (o ella) ama, convirtiendo este desequilbrio desmedido en un "gemelo maldito" que encierra en un calabazo íntimo, aun cuando se trate de la huella de un amor o una relación que marcó su existencia para seguir viviendo –o quizá precisamente a causa de esto. 

La renuncia al amor imposible también es una elección para poder vivir lejos de la melancolía por lo que pudo ser. Es la aceptación de que eso que mueve al universo y que dentro de nuestros deseos no nos corresponde también es una forma de poner nuestro anhelo en otro lugar. Por lo tanto, amar genuina u honestamente implica humildad (honestidad para con nosotros mismos), la certeza de poder seguir y la amenaza de persistir en el desamor, esa enfermedad terrible y casi incurable. 

 

III. La microluna

La luna llena correspondiente a este mes de abril adviene con la particularidad de ser –o mejor dicho, parecer– el plenilunio más pequeño de 2025, una "microluna". Esto se debe a que el astro se encuentra en su apogeo, es decir, el punto más lejano a la Tierra con respecto al ciclo de traslación de nuestro planet, de ahí que se vea más pequeña de lo normal.

Además, se le llama "Luna rosa" porque coincide con la llegada de la floración de las plantas Phlox subulata, que las antiguas tribus nativas de América del Norte apreciaban y las cuales inundaban sus valles con fantásticos colores rosados en esta época.

 

IV. Cuidado: el amor está lejos

La microluna llega pegando fuerte en la casa de Libra, ese signo que boga por la ascención social, por la justicia y por el deber ser. Libra es el equilibrio y la luna llena potencializa en este caso la salvación de los momentos que dan certidumbre, coherencia y justicia a la humanidad. La justicia es, a la vez, la resignación a los órdenes superiores, cosa que los amorosos niegan irreductiblemente. 

El encuentro con la carta de «Los amantes» vaticina que la locura desencadenada por el amoroso se verá disminuida, que el dolor por aquello que se perdió retrocederá en su ardor y que la melancolía por el pasado y lo que pudo ser y no fue se retractará porque la atracción de la luna estará más lejana de la Tierra.

Aquel que esté lejos de su objeto de deseo se sentirá extrañamente cerca; el que vive de un amor fallecido sentirá que éste se encuentra a un lado; quien se incordió con su amor determinará que lo mejor es alejarse: y aquel que se pensaba cerca se le revelará la verdadera distancia a la que se encuentra de eso que desea.

El consejo para esta microluna rosa es darse cuenta de que ni todo está acabado ni todo está vencido, y que la tensa calma es uno de los mejores escenarios para pensar y decidir al jugar con nuestra suerte.

Pero cuidado, porque los enamorados no saben en qué agradar, no guardan nada, parecen ebrios y desconsolados, andan locos, sin timón y a la deriva

 

IV. El poema del diablo, Aleister Crowley

Si usted es un persona tremendamente terca y que cree que para practicar el amor es necesario no hacerle caso a la renuncia, se acoseja al consultante que para atenuar los efectos de esta Luna y poder darle un cierre a esa relación amorosa que tanto mal le provoca, dirigir una pequeña oración del mago más controvertido que ha visto la humanidad, Aleister Crowley (1875-1947). Para hacer dicha oración hay que tener a la mano una vela rosa espolvoreada con canela y prendida al medio día. El rezo es el siguiente:

El óraculo de los dioses,
es la voz infantil en vuestra alma.
Escúchala,
deja de oír la voz de las sirenas de los sentidos,
o la voz fantasma de la razón.
Descansa en la simplicidad y escucha el silencio…

 

V. Coda

La lejanía de la Luna, revuelta con la carta de «Los amantes», retrasa pagos económicos, el saldo de deudas pendientes, la entrega de proyectos, de herencias y, sobre todo, la aceptación de la ruptura.