La fosa de Calipso, el rincón más profundo del Mediterráneo, ya está contaminado
Ecosistemas
Por: Yael Zárate Quezada - 04/09/2025
Por: Yael Zárate Quezada - 04/09/2025
A más de cinco mil metros bajo la superficie del Mar Jónico, en uno de los lugares más remotos y silenciosos del Mediterráneo, la humanidad ha dejado su huella más emblemática: la basura. Así lo confirma una publicación en Marine Pollution Bulletin, en el que participó la Universidad de Barcelona, y que revela una verdad inquietante: ni las profundidades abisales están a salvo de nuestros residuos.
La Fosa de Calipso, situada a 5,112 metros de profundidad y a unos 60 kilómetros de la costa del Peloponeso, en Grecia, es el punto más hondo del mar Mediterráneo. Allí, donde la oscuridad es absoluta y la presión aplasta cualquier intento de vida superficial, un submarino tripulado de última generación, el Limiting Factor, descendió para documentar el estado del fondo marino y lo que encontró no fue precisamente un paisaje virgen.
Plásticos, vidrios, metales y papeles. Un total de 167 objetos fueron identificados en ese abismo, de los cuales 148 corresponden directamente a basura marina como plásticos, vidrios, metales y papel. Los otros 19 tienen un origen posiblemente humano, aunque su identificación exacta es más compleja. Esta acumulación convierte a la Fosa de Calipso en uno de los puntos con mayor concentración de desechos en el océano profundo documentados hasta ahora.
Y es que esto no es nuevo, pero no por ello es menos preocupante. Ya en una expedición en 2020 habían encontrado restos de basura en esta zona, como lo mostró este video:
Ahora en 2025 y habiendo pasado una pandemia, los residuos no dan tregua a las profundidades marinas.
La respuesta está en una combinación de rutas invisibles y persistencia material. Las corrientes marinas arrastran plásticos desde las costas hasta los confines del mar; otros residuos son arrojados directamente desde embarcaciones. Incluso bolsas llenas de basura, arrojadas desde barcos, han sido identificadas en el fondo de esta fosa, como si el mar pudiera seguir siendo ese pozo sin fondo en el que se esconde la negligencia humana.
El catedrático Miquel Canals, uno de los responsables del estudio, explica que muchos de estos residuos, especialmente los plásticos ligeros, pueden flotar largas distancias antes de ser empujados hacia el fondo marino. Una vez allí, pueden enterrarse, desintegrarse o simplemente quedarse, esperando que alguien algún día los descubra.
El hallazgo en la Fosa de Calipso no solo pone en evidencia el alcance global de la contaminación marina, también nos obliga a repensar la forma en que nos relacionamos con nuestros desechos.
El Mediterráneo y esta zona en particular, es un mar históricamente fértil y culturalmente simbólico. No por nada la Fosa de Calipso lleva el nombre de la ninfa con la que el héroe griego, Odiseo, pasó algunos de sus peores años cuando naufragó tras la Guerra de Troya de vuelta a su natal Ítaca.
Ya no se trata únicamente de playas sucias o animales atrapados en redes; ahora, la basura ha colonizado incluso los lugares más profundos e inaccesibles dentro de la Tierra. Ni qué decir también de la basura espacial que orbita la atmósfera que dejan un velo oscuro que reflejan nuestros peores hábitos de consumo e indiferencia por la vida en sí misma.