Si China viste de lujo al mundo, ¿por qué persiste el desprecio a su manufactura?
Sociedad
Por: Carolina De La Torre - 04/18/2025
Por: Carolina De La Torre - 04/18/2025
En los algoritmos inundantes de TikTok, una nueva corriente de fabricantes chinos ha empezado a hacer algo impensable: desnudan las marcas. Muestran los mismos bolsos, las mismas costuras, las mismas fábricas. Revelan que lo que en una vitrina vale miles de dólares, en su línea de producción apenas rebasa los cientos. No como una burla, sino como una invitación. “Compra directo de fábrica”, dicen, como quien devuelve algo robado: la verdad.
Y es que durante años, el lujo ha vivido de un mito cuidadosamente fabricado: que lo valioso se produce lejos de lo masivo, que lo exclusivo no puede salir de una cadena de montaje en Shenzhen. Pero la verdad es otra: el 70% de la producción mundial de marcas de lujo tiene algún nivel de manufactura en China, según datos publicados en 2023 por McKinsey, una firma global de consultoría estratégica y de gestión. Y no se trata de falsificaciones ni copias: es la misma producción tercerizada, con los mismos materiales, ensamblada en las mismas manos. Solo que sin el logo.
Aun así, aún impera una actitud casi visceral: “es chino, por eso no sirve”. Como si la calidad se decidiera por pasaporte y no por procesos. Como si Occidente aún tuviera la exclusividad del buen gusto, la cálidad o la innovación.
@john_flyinfurniture Chinese suppliers of the north face #dironsourcing #thenorthface #downjacket #tshirt #coat #supplier #business #smallbusiness #sourcing #source ♬ original sound - John_flyinfurniture
El desprecio a lo “chino” –porque así, sin matices, se suele decir– es una ilusión tejida por décadas de marketing y en muchas ocasiones desinformación. En el sector tecnológico, por ejemplo, muchas personas todavía juran que los teléfonos fabricados en China son “desechables” –aunque en realidad, todos lo son, obsolecencia programada–, ignorando que el iPhone, símbolo supremo del estatus digital, se ensambla en su totalidad en fábricas chinas. O que marcas como Huawei, Xiaomi y Oppo, que alguna vez fueron vistas como “clones baratos”, lideran hoy rankings globales en innovación, velocidad y fotografía.
En moda ocurre lo mismo. Aun cuando firmas como Prada, Burberry y Balenciaga tercerizan sus líneas a fábricas en Guangzhou o Jiangsu, la etiqueta final: “Made in Italy”, “Made in France” o, con suerte, “Designed in Paris”. Porque lo que se vende no es la prenda, es la narrativa de status.
Lo técnico revela la paradoja: China es el mayor productor textil del mundo, con un 36% de la producción global, y el principal exportador de electrónicos de consumo. No porque lo haga barato (aunque lo hace), sino porque también lo hace bien. Lo hace rápido. Lo hace primero.
Entonces, ¿por qué el desprecio? Porque es más fácil mantener el mito que aceptar que el mapa cambió. Que el poder económico, la calidad manufacturera y la sofisticación no son exclusivos de un puñado de países con historia y mármol. Que lo que juzgamos como “barato” no es el objeto, sino la etiqueta cultural que se le ha colgado.
@heberdezser En redes sociales ha comenzado una tendencia sobre todo en TikToker chinos de revelar detalles y secretos que exponen a marcas de lujo, como Hermes, Louis Vuitton, Gucci, entre otras revelando los costos de producción de estos artículos de lujo producidos en China y que en Estados Unidos se venden a exorbitantes precios. #fyp #noticia #china #louisvuitton #gucci #prada #usa #lujo #chinos ♬ Red Sex - Vessel
Y quizá eso sea lo más incómodo: que ese objeto que despreciamos no nos habla de China, sino de nosotros como sociedad. De la necesidad de sentirnos distintos, superiores, exclusivos. De cómo se nos enseñó a asociar valor con narrativa, no con hechos.
Pero la narrativa está cambiando. Y los fabricantes, con cámara en mano y voz propia, abren la cortina hacia la ventana de la realidad. Una en la que el lujo no se mide en etiquetas ni pasaportes, sino en lo que realmente sucede. Una en la que el desprecio, quizá –finalmente– se vuelva insostenible.