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Aunque no se equipara con las industriales textiles o agrícola, la Inteligencia Artificial genera un gran consumo de energía para mantenerse en óptimas condiciones

Durante la última semana la creación de imágenes animadas "en estilo Ghibli" se convirtió en una tendencia internacional. La generación de imágenes se viralizó rápidamente y, como se esperaba, fue recibida con mucho entusiasmo por los internautas que saturaron de mensajes y peticiones al ChatGPT.

De acuerdo con Sam Altman, CEO de OpenAI, todo parecía indicar que sería una experiencia divertida, pero se transformó en una sobrecarga para la compañía. Y es que, el uso de las Inteligencias Artificiales genera un gran impacto en el consumo de agua dulce para mantener en refrigeración a los servidores.

Para darnos una idea, la Universidad de California, a través de un estudio, detalló que entrenar un modelo de lenguaje avanzado como GPT-3 en Estados Unidos puede consumir alrededor de 700 mil litros de agua. Se estima que ChatGPT recibe alrededor de 10 millones de preguntas e interacciones por día. Tomando en cuenta que 50 interacciones equivalen a utilizar 500 mililitros de agua, estaríamos hablando que el funcionamiento del chatbot de OpenAI consumiría aproximadamente 100,000 litros de agua al día para procesar ese volumen de consultas.

La situación no promete mejorar a corto plazo, pues un artículo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) proyecta que, para 2027, la demanda global de IA podría representar entre 4,200 y 6,600 millones de metros cúbicos de agua, cifra que supera el consumo anual de agua de países como Dinamarca o la mitad del consumo del Reino Unido. 

Si bien, la huella hídrica que deja la IA es menor en comparación con otras industrias como la textil o la agricultura, lo que preocupa es el crecimiento acelerado que está teniendo entre los usuarios. A medida que más empresas y gobiernos adoptan la IA, su demanda de agua podría aumentar exponencialmente, especialmente si no se implementan medidas de eficiencia.

Cabe mencionar que Google informó en 2024 que la explosión de la inteligencia artificial y la consecuente necesidad de mayor potencia informática está arriesgando sus esfuerzos por reducir las emisiones de carbono, un problema que también enfrentan sus rivales Amazon y Microsoft. Y es que, tan sólo en 2023, el gigante de las búsquedas en línea vio cómo sus emisiones de gases de efecto invernadero alcanzaron los 14.3 millones de toneladas de CO2, un aumento del 48% respecto a 2019. 

Al final hay que contemplar que, aunque el uso de estas herramientas facilitan en muchas ocasiones las actividades del día a día, utilizan un recurso imprescindible para la vida en el planeta, recurso que no podemos darnos el lujo de desperdiciar bajo ninguna circunstancia. 


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