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La cámara anecoica de Orfield, el lugar más silencioso del planeta, donde permanecer más de 45 minutos puede inducir alucinaciones y desorientación.

En un rincón de Minneapolis, Minnesota, existe un espacio capaz de borrar por completo el sonido. Se trata de la cámara anecoica de los laboratorios Orfield, reconocida por el Libro Guinness de los Récords como el lugar más silencioso del planeta. Su nivel de ruido ambiental es de -9,4 decibelios, un umbral tan bajo que supera la capacidad del oído humano para percibir el silencio absoluto.

Las paredes de esta cámara están recubiertas con paneles de fibra de vidrio de hasta un metro de espesor, junto con suelos y techos especialmente diseñados para absorber el sonido. Esto permite que cualquier ruido externo quede completamente bloqueado, y las ondas sonoras en el interior se disipen sin generar eco alguno. El resultado es una atmósfera tan silenciosa que, al entrar, uno puede escuchar el latido de su propio corazón, el flujo sanguíneo en las venas e incluso el crujir de sus huesos al moverse.

Lo que para algunos puede parecer un remanso de paz, para otros se convierte en una experiencia inquietante, pues permanecer demasiado tiempo en este entorno puede generar una sensación de desorientación, ansiedad e incluso episodios de paranoia. Diversos testimonios afirman que estar más de 45 minutos dentro de la cámara puede inducir alucinaciones auditivas y sensoriales. Esto se debe a que, sin puntos de referencia auditivos, el cerebro comienza a amplificar los sonidos internos del cuerpo, lo que provoca una percepción distorsionada de la realidad.

La cámara anecoica de Orfield Laboratories se ha convertido en un referente para empresas tecnológicas que requieren un entorno acústico controlado para probar sus productos, como electrodomésticos, automóviles y dispositivos electrónicos. También se utiliza en investigaciones científicas relacionadas con la percepción auditiva y el comportamiento humano frente a la ausencia de sonido.

 

¿Hay cámaras anecoicas en México?

En la Ciudad de México también es posible encontrar cámaras anecoicas para fines académicos y de investigación. De hecho, la Facultad de Ingeniería de la UNAM cuenta con un laboratorio acústico equipado con una cámara anecoica que se emplea en estudios de acústica y vibraciones. Por su parte, la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del IPN también dispone de instalaciones especializadas para la investigación acústica. Además, el Centro Nacional de Metrología (CENAM) alberga una cámara anecoica que se utiliza principalmente para calibraciones y pruebas metrológicas relacionadas con el sonido

Pese a la fascinación que genera este lugar, la experiencia de estar en completo silencio revela la complejidad del sonido en nuestra vida diaria. El bullicio de la ciudad, el murmullo del viento o el canto de los pájaros, elementos que con frecuencia consideramos ruido, son también parte de nuestra percepción del mundo y nos brindan seguridad y equilibrio mental.

Si alguna vez te has preguntado cómo se siente el silencio absoluto, la cámara anecoica de Orfield ofrece un desafío tan hipnótico como perturbador. Entrar en ella es someterse a una experiencia que revela cómo el sonido, incluso en sus formas más sutiles, es esencial para nuestra propia estabilidad.


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