La «Luna de Nieve» del 11 de febrero: el último espectáculo lunar de invierno
Ecosistemas
Por: Agatha Capote - 02/11/2025
Por: Agatha Capote - 02/11/2025
El mes de febrero nos regala un momento especial en el cielo invernal: la Luna de Nieve, la luna llena de este mes, que se mostrará en todo su esplendor la noche del 11 de febrero de 2025. Con su brillo puro y sereno, esta luna invita a una pausa para contemplar la belleza del universo, mezclando ciencia, tradición y un toque de poesía que nos conecta con la naturaleza.
La denominación “Luna de Nieve” no es casualidad. Se le llama así porque, en muchas culturas, la luna llena de febrero aparece en pleno invierno, cuando la nieve decora los paisajes y la atmósfera adquiere una claridad invernal. La luz de esta luna, tan limpia y definida, realza el blanco inmaculado de la nieve, creando un escenario casi de ensueño. Además de su atractivo visual, este fenómeno es un recordatorio del ciclo eterno del cosmos y de cómo los ritmos naturales marcan el paso del tiempo en nuestras vidas.
La Luna de Nieve será visible la noche del 11 de febrero de 2025. Al caer el sol, a partir de ese día, la luna comenzará a asomar por el horizonte, elevándose poco a poco hasta ocupar el centro del cielo nocturno. Para disfrutarla al máximo, es recomendable buscar un lugar con mínima contaminación lumínica, como áreas rurales o parques naturales, donde la vista del cielo se muestre sin interferencias.
Recuerda que, en noches despejadas, el aire frío del invierno permite que la atmósfera sea excepcionalmente clara, lo que realza el brillo y los detalles de la superficie lunar. Así, tanto los astrónomos aficionados como los curiosos podrán apreciar su belleza con mayor nitidez.
Históricamente, la Luna de Nieve ha estado cargada de significado. Para antiguos pueblos y culturas, esta luna simbolizaba pureza, renovación y el paso hacia nuevos comienzos. Hoy en día, aunque la ciencia nos explica que la fase llena es el resultado de la alineación perfecta entre la Tierra, la Luna y el Sol, no deja de ser un momento ideal para la introspección y la conexión con lo natural. Es una oportunidad para dejar de lado el ajetreo cotidiano y permitir que la serenidad del cielo invernal nos envuelva.