«Brief Encounter», o la rutinaria manera de repetirse para amar lo que no podrá tenerse
Arte
Por: Rober Díaz - 02/26/2025
Por: Rober Díaz - 02/26/2025
El problema del amor romántico tal vez radique en que para serlo debe recurrir a la imposibilidad de materializarse. Como lo señaló el filósofo Denis de Rougemont en su emblemático Amor y Occidente: "El amor feliz no tiene historia. Sólo el amor mortal es novelesco; sólo el amor amenazado y condenado por la propia vida puede ser exaltado por el lirismo”.
Una relación de ese tipo de los individuos con el amor lo vuelve traumático, pues sólo va a existir en tanto haya un impedimento que lo proscriba. Brief Encounter (1945) de Sir David Lean es un drama que con los años ha tenido un reconocimiento más acucioso por parte de la crítica especializada.
Protagonizada por Celia Johnson, quién ganó una nominación al Óscar a Mejor Actriz por dicho papel como Laura Jesson, y Trevor Howard como el Dr. Alec Harvey, la película logra con precisión quirúrgica reflejar un estado que vendría afianzándose más en las últimas décadas del siglo pasado: la imposibilidad de lograr consumar el amor, la desesperanza que viven los amantes sin hacer los mayores aspavientos al separase porque sencillamente así tiene que ser. La película gira en torno a la cotidianidad que los personajes principales viven. Laura, una mujer casada con un hombre respetable que va a hacer algunas diligencias a la ciudad de Milford, quien a su vez conoce en el café de la estación de dicha ciudad, al Dr. Alec Harvey, un médico respetado que trabaja en el hospital local y habitualmente toma el tren ahí mismo.
En este punto cabe resaltar el escenario del café, un lugar aparentemente inocente o cotidiano que, sin embargo, en la cinta toma un signficado especial. De entrada, como si se tratase de una puesta en escena permanente, en el café siempre hay un público expectante y, por decirlo de alguna manera, florido. Asimismo destaca el papel de la dueña del café, Dolly Messiter (interpretado por Everley Gregg), que durante la película da muestras de tener una affaire con el encargado de la estación, interpretado éste por el célebre dramaturgo, compositor y escritor Noël Coward, cuyo monólogo teatral Still Life sirvió de base para la película. El café se presenta como un escenario folklórico que aterriza y banaliza el amor mientras se desarrolla el "tema principal" de la cinta.
Esta película está hecha de pequeños detalles que terminan por ser los que imponen una forma de drama que, más que presentarse, se insinúa y, más que ser vivido por sus personajes, parece expresarse como una consecuencia. De ahí la sensación un tanto frustrante al ver el "desarrollo" del amor en pantalla, más aún cuando éste ya domina a sus víctimas: no se convierte en una bandera por la que ellos luchen o en una manera de vivir ante la espera de la mayor de todas las batallas, sino al contrario; dadas las circunstancias en que se presentó, serán éstas las que se convertirán en el argumento de fondo para saber que todo lo que hay entre los involucrados en realidad ya estaba muerto. En otras palabras, la cinta presenta las relaciones como si sucedieran pero sin que lo creamos, para luego mostrar que desde un inicio fue demasiado tarde para escapar al dolor de su imposibilidad.
Brief Encounter también es una película sobre los trenes y las comunicaciones, un extraño cosmopolitismo de la trama que podemos encontrar en otras películas como Deseando amar (Wong Kar-wai, 2000), Lost in Traslation (Sofía Coppola 2003) o Her (Spike Jonze 2013). Películas que desde cierta perspectiva podrían considerarse homenajes sentidos a esta cinta de David Lean estrenada en 1945.
La fotografía de Robert Krasker también es de destacarse, así como las locaciones externas. Los planos secuenciales también sobresalen por su simpleza, por su rotúndez y a la vez por la enorme conexión que establecen con los personajes, logrando el efecto de mostrarlos simples y naturales en medio de un torbellino de sensaciones que les estalla en las manos para después disolverse tenuemente en un gesto de amor/resignación que termina por ahogarse.
El amor en la actualidad es un medio para difundir productos, experiencias, cursos. Es también un medio para enganchar con nuevos compradores que requieren superponerse a una ruptura, es el gancho de toda una gama de religiones que aseguran el fin es amar, aunque no se pude amar a voluntad, pues todo irreductiblemente debe caer en uno mismo, es la valía que se le da a romper con lo que nos rodea. Por eso nos quedamos solos, porque la renuncia al amor es una prefiguración de una sociedad cansada que sólo imagina cómo se verá mejor conteniéndose y negándose a aceptar que se muere por amor y que esta muerte es una de las más grandes, que poetas y artistas han elegido, pues también se muere lentamente en medio de las rutinas y el deber ser y se muere más profundamente sólo queriéndose a uno mismo por mera sobrevivencia.
Brief Encounter no sólo es una referencia para el cine. Sin duda también prefiguró a grandes obras literarias que centraron su atención en el intimismo que una pareja puede desarrollar y las consecuencias ya no de su amor sino la desolación de su unión. George Perec en Las cosas (1965) relató la unión de unos pequeños burgueses, Jérôme y Sylvie, absorbidos por sus hábitos de consumo los cuales los llevan a dirigir su nexo de acuerdo con las cosas que los rodean, ¿Qué impide a Laura a dejar a su esposo en la película? No sólo sus hijos, también una construcción social vanguardista para la época. ¿Qué la comienza a unir al Dr. Alec? Ciertos hábitos de consumo como tomar té y disfrutar del cine como de los paseos que dan. Antes de amarse cosifican su compañía a hábitos de compra, que recíprocamente los entrelazan.
Asimismo, hay otra novela donde una pareja cosmopolita y aburrida someten su relación a una máxima tensión, Personajes desesperados (1975) de Angela Fox, en la que la protagonista Sophie Bentwood es mordida por un gato callajero al comienzo del relato, hecho que le revelará el mal estado de su matrimonio, porque lo que los une es el miedo. Como al matrimonio Jesson, lo que desencadenará en el último caso una honda crisis en la que el amor servirá sólo como pretexto para reparar a la estructura, ¿o no, ¿o sí? Acaso estamos en otra época, una que ha renunciado como antaño al amor y sólo al verlo reflejado en una pantalla es que podemos sentir pena y asco por esto en lo que nuestros amores de la actualidad se han convertido.